Hoy vamos a explicarte
cómo instalar Linux en tu viejo ordenador para darle una segunda vida.
Aunque los requisitos mínimos de Windows llevan varias versiones siendo
bastante similares, lo que le permite correr casi en cualquier
dispositivo medianamente moderno, hay distribuciones
GNU/Linux
mucho más optimizadas para funcionar con los mínimos recursos, por lo
que podrían ayudarte a rejuvenecer tu viejo ordenador y a que funcione
más rápido.
Por eso, vamos a explicarte paso a paso todo el proceso para hacer una instalación limpia de GNU/Linux en tu viejo ordenador
sustituyendo cualquier otro sistema operativo que tengas. Te aconsejaremos algunas distribuciones que puedes elegir, cómo crear un
USB booteable desde el que hacer la instalación, y por supuesto el paso a paso de cómo instalar después la distro seleccionada.
En el artículo de hoy nos vamos a centrar en
instalar una distro GNU/Linux como único sistema operativo,
pensando en ese viejo ordenador que ya no usas y quieres reaprovechar
para probar cosas nuevas. De hecho, vamos a utilizar una distro que pide
menos de 1 GB de memoria RAM para que puedas utilizarlo prácticamente
en cualquier equipo por viejo que sea. Más adelante escribiremos otro
artículo sobre cómo instalar GNU/Linux junto a Windows 10, pero hoy me
centraré en este proceso, que es bastante más sencillo.
Si eres un experto en GNU/Linux, posiblemente todos estos procesos te
los conozcas de memoria. Pero como estamos en Xataka Basics, mi
intención es que esas personas que nunca se han aventurado a hacer algo
similar intenten hacerlo. Esa es otra de las ventajas de utilizar un PC
tan viejo que ya no lo uses, que aunque cometas un error que fastidie
algo sabes que no perderás datos importantes en un equipo que utilices a
diario.
Primero tienes que elegir una distribución
El primer paso que tienes que dar antes de empezar a darle una nueva vida a tu viejo ordenador es
elegir qué distro vas a utilizar. En Xataka Basics ya te hemos listado
las principales distribuciones de Linux
entre las que puedes buscar por dónde empezar. Si tu ordenador no es
demasiado viejo, poco más de diez años, todavía podrás utilizar
prácticamente cualquiera de la lista, incluyendo las populares
Ubuntu,
Linux Mint o
Manjaro, que es como
Arch Linux pero un poco más fácil de utilizar.
Pero en el caso de que tu ordenador sea más viejo todavía, quizá
toque considerar echarle una ojeada a otras alternativas. Por ejemplo
tienes un
Puppy Linux que sólo necesita 100MB de almacenamiento interno, un
Lubuntu
cuya versión 14.10 funciona en los Pentium II o Celeron con 256 MB de
RAM y a partir de la 15.04 sube a 1 GB de RAM, o un Bodhi Linux que sólo
necesita un procesador de 500 mhz 5 GB de disco duro y 256 MB de RAM
para funcionar.
En nuestra lista
tienes algunas descripciones generales de todas estas y muchas otras
distribuciones para que puedas hacer una criba inicial. Pero lo
recomendable es que después de quedarte con entre 2 o 3, vayas visitando
sus páginas web para informarte de
sus diferentes versiones o las especificaciones mínimas concretas que necesitan.
También es importante que tengas en cuenta los entornos de escritorio
que ofrece cada uno. Las hay más pesadas pero con más opciones, y
también más ligeras. Más allá de estas características, si eres
primerizo también es importante que le prestes atención
al aspecto de la interfaz.
Las hay que además de ligeras ofrecen un aspecto parecido al de los
viejos Windows, con menú de inicio incluido, mientras que hay otras que
también emulan la barra inferior de aplicaciones de macOS.
Algunas distribuciones están basadas en otras, por lo que si estás
buscando una que tenga las máximas aplicaciones posibles es aconsejable
que busques la que pertenezca a alguna familia popular. Por ejemplo, en
el caso de las distribuciones de peso pluma,
Lubuntu está basada en Ubuntu, que a su vez está basada en una Debian de la que beben muchas otras distribuciones.
Es una de las familias de distros más importantes y sencillas de
utilizar, por lo que tendrás más aplicaciones disponibles. Y lo que es
más importante, cuanto más popular sea la distribución que utilices o en
la que esté basada la que elijas
más soporte online tendrás en múltiples comunidades,
lo que quiere decir que te será más fácil encontrar ayuda en foros y
comunidades en el caso de que te surjan dudas o problemas.
También tienes que asegurarte de que la distribución que elijas
sea asequible para tus conocimientos.
Por ejemplo, tienes un Arch Linux muy modular que puedes equipar como
quieras para cualquier ordenador, pero que requiere de unos
conocimientos bastante avanzados. Mientras, otras distros como Manjaro
utilizan esa misma base pero la adaptan a usuarios con menos
conocimientos, aunque sin ser tan accesible como una Linux Mint o
Ubuntu.
A la hora de hacer esta guía también ha sido difícil elegir qué distribución utilizar. Al final me he decantado por
Lubuntu, que al estar basada en Ubuntu tiene mucho soporte y aplicaciones, y
es ligera y fácil de instalar.
Puede utilizarse en ordenadores con procesadores Pentium II o Celeron
con 128 MB de RAM, aunque se recomienda entre 256MB - 384MB de RAM para
que funcione fluido, por lo que será más que suficiente para la mayoría
de ordenadores viejos que tengas por casa.
Esto quiere decir que el paso a paso que vas a ver un poco más abajo
está basado en el proceso de instalación de Lubuntu, y que si eliges
alguna otra puede que haya alguno que sea diferente. Pero como vamos a
empezar por el proceso más sencillo de todos, el de hacer una
instalación limpia borrando todo lo que haya en el disco duro,
posiblemente el proceso con otras distribuciones sea prácticamente
idéntico.
Prepara tu USB de arranque
Una vez hayas elegido la distro, ve a su página web y
bájate el archivo ISO que montarás después en el USB. En el caso de Lubuntu, que es el que vamos a utilizar, ve a
su página de descargas
y bájate la versión que necesites. Es importante que sepas si tu
procesador es de 32 o 64 bits, aunque si no estás seguro porque lo
compraste alrededor del 2007, podrás usar la versión de 32 bits en
cualquiera de los dos casos.
En cuanto a los archivos ISO, como ya
te explicamos en profundidad, son el formato se utiliza para almacenar una copia exacta de un sistema de ficheros de una unidad óptica.
Es como tener lo que hay dentro de un CD o un DVD, de manera que puedes hacer copias del sistema operativo o lo que haya dentro tanto en otros DVDs como en un USB.
Una vez ya tienes la imagen ISO, te queda descargar la aplicación con la que crear el USB de arranque.
Tienes muchas entre las que puedes elegir, aunque nosotros hemos optado por
Rufus por llevar tiempo siendo la gran referencia en este campo. Por ello, ve a
la web oficial de Rufus, y en la sección
Descargas pulsa sobre la última versión que haya para descargarla.
Una vez se haya descargado, haz doble click sobre la aplicación de
Rufus. No necesitarás instalar nada, ya que se iniciará automáticamente.
Ahora, conecta al ordenador el USB que quieras utilizar, y
comprueba que el USB aparece en el campo Dispositivo (1) que tienes arriba del todo. Ahora
pulsa sobre la opción Seleccionar (2) para elegir la imagen ISO con la que quieres crear el USB de arranque.
Cuando pulses en
Seleccionar, se abrirá un explorador de archivos. En él tienes que
buscar y seleccionar el archivo .ISO de la distro que hayas descargado, y pulsar el botón
Abrir para que quede seleccionado en Rufus.
Una vez hayas seleccionado el archivo ISO,
el resto de opciones por defecto son las correctas
para prácticamente cualquier caso u ordenador. Por lo tanto, a no ser
que tengas unos conocimientos avanzados y quieras cambiar algo por las
especificaciones concretas de tu ordenador, con dejarlo todo como está y
pulsar el botón Empezar ya es suficiente para crear tu USB.
Cuando pulses en
Empezar, Rufus te lanzará un aviso
diciéndote que la versión del gestor de arranque syslinux que utiliza es
más antigua que la que solicita la ISO. Por lo que debes
pulsar el botón Sí para que Rufus se conecte a Internet y descargue automáticamente la versión que necesita.
Tras ese trámite, te aparecerá otra ventana en la que se informa de
que la ISO que has descargado puede ser escrita de dos maneras en tu
USB. Aquí, lo recomendable es que
dejes seleccionada la opción Escribir en modo Imagen ISO y pulsas el botón
OK.
Y por último, Rufus te advertirá de que al realizar este proceso
perderás todos los datos que tengas en el USB que vayas a utilizar. Si estás conforme, pulsa en el botón
Aceptar
y se empezará a preparar el USB de arranque. Espera a que termine, y
una vez se complete el proceso ya podrás sacar el USB y arrancar con él
el nuevo ordenador.
Ahora ya sólo te queda instalar la distro
Una vez lo tienes preparado, tienes que
arrancar el ordenador desde el USB.
Para ello, mete el USB en una ranura y luego enciende el ordenador
pulsando inmediatamente la tecla que ejecute el selector de unidad para
el arranque. Por lo general esta debería ser F12, pero dependiendo de la
BIOS y el PC pueden ser otras como F1, F8, F9, F10, TAB o ESC. Cuando
veas el menú,
selecciona la unidad del USB de arranque y pulsa Enter para arrancar el ordenador a través de él.
Cuando arranques el USB, la primera pantalla que te va a aparecer es la de elegir idioma. En ella, simplemente
selecciona el idioma que quieras utilizar haciendo click sobre él con el ratón o, si no tienes, seleccionándolo y pulsando
Enter.
Una vez elegido el idioma, entrarás en la pantalla principal del USB
de Lubuntu. En ella vas a poder iniciar la distro desde el propio USB,
comprobar errores o la memoria, o volver a tu sistema operativo
convencional arrancando el ordenador desde el disco duro. En esta
pantalla,
pulsa en la opción Start Lubuntu para arrancar la distribución.
Se iniciará el sistema operativo a través del USB, por lo que sin
necesitar instalarlo podrás explorarlo un poco para ver si te gusta o
prefieres probar con otro. Si te convence y quieres seguir adelante,
ejecuta la aplicación de instalación
que debes tener en el escritorio. Independientemente de la distro que
hayas elegido, en la mayoría de ellas encontrarás una de estas
aplicaciones.
El proceso de instalación puede variar dependiendo de la
distribución, aunque muchas de ellas comparten las mismas líneas
generales. En cualquier caso, nosotros nos vamos a ceñir al proceso de
Lubuntu, que es el mismo que verás en muchas distribuciones basadas en
Debian y Ubuntu. En él, la primera pantalla es de introducción, y sólo
tendrás que elegir el idioma y pulsar en
Siguiente. En algunos casos te pedirán conectarte a la WiFi, pero Lubuntu no lo pide.
En el siguiente paso vas a tener que
escoger la región y la zona en la que vives.
Por ejemplo, yo he elegido Europa y Madrid, pero dependiendo de la
parte del mundo donde vivas puedes adaptarla a tus necesidades. También
puedes elegir el idioma del sistema y las fechas. Cuando lo tengas todo,
pulsa en
Siguiente para continuar.
Ahora le llega el turno a la distribución del teclado. En este apartado,
debes elegir cuál es la distribución de las teclas
que tiene el teclado físico de tu ordenador o portátil para que Lubuntu
las configure de manera que la v esté donde la v y la ñ donde la ñ. Por
ejemplo, si tienes un teclado sin la letra ñ tendrás que buscar la
distribución concreta que utilice en vez de la española... o poner la
española para utilizar la ñ aunque no la tenga el teclado. Al terminar
pulsa
Siguiente.
La siguiente es la parte más importante de todo el proceso, y es la
de decidir cómo quieres hacer la instalación. En el día de hoy vamos a
hablar sobre cómo revivir un ordenador, por lo que al haber elegido una
distro tan ligera no tendría sentido instalarla junto a otras más
modernas que requieran más hardware. Por lo tanto, vamos a
seleccionar la opción de Borrar disco y pulsar en
Siguiente.
Con esta opción,
se formateará el disco duro para que quede instalado únicamente Lubuntu o la distro que hayas elegido.
En un próximo artículo te diremos cómo instalar GNU/Linux junto a
Windows, y entonces ya recurriremos a una de las demás opciones para
manipular las particiones del disco y hacer sitio a mano para el nuevo
sistema junto a Windows.
Pero en este caso, lo borraremos todo e instalaremos por encima, que
también es el método más sencillo
para iniciarse con un ordenador que no utilices para nada más. Así
sabes que si fastidias algo sin querer, esto no va a repercutir en
Windows.
Una vez has seleccionado cómo vas a instalar el sistema operativo, ya va siendo hora de terminar. Pero antes, tienes que
elegir un nombre de usuario y contraseña
para crear tu primer usuario. A este, también le puedes poner tu nombre
real, y puedes elegir otro nombre para el ordenador. La contraseña es
obligatoria, pero tras ponerla puedes marcar la casilla de
Conectarse automáticamente sin pedir la contraseña para que no tengas necesidad de utilizarla. Cuando lo hagas, pulsa
Siguiente.
Y para terminar llegarás a un resumen con todo lo que has elegido.
Aquí tendrás que comprobar que todo está a tu gusto, como por ejemplo el
que se reemplacen todas las particiones que tuvieras antes por una
única. En este punto, ten en cuenta que yo he hecho esto en un ordenador
de pruebas donde tenía Linux Mint, o sea que es posible que en tu
pantalla aparezca diferente. Si todo está en orden,
pulsa en el botón Instalar que tienes en azul para proceder.
Antes de proceder, el sistema de instalación de avisará de que estás a
punto de hacer cambios irreversibles en el disco duro borrando todo lo
que tengas para instalar la distro. Es tu última oportunidad de echarte
para atrás, pero si estás seguro de que quieres continuar
pulsa en el botón Instalar ahora para proceder.
Y ya está. Ahora el USB procederá a
instalar tu distribución GNU/Linux en el ordenador
reemplazando cualquier otro sistema operativo que tuvieras antes. Verás
todo el proceso en una barra, y es importante no apagar ni reiniciar el
equipo mientras instala el nuevo sistema operativo. Cuando termine, el
proceso te pedirá que reinicies el ordenador, y tras hacerlo ya entrarás
directamente a tu nuevo ordenador rejuvenecido con su nuevo sistema
operativo.