Siguen apareciendo mentiras a propósito de Pablo Neruda y su hija Malva Marina, aclaremos algunas cosas...
Siguen apareciendo mentiras a propósito de Pablo Neruda y su hija Malva Marina, aclaremos algunas cosas...
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Medina Sergio MALVA MARINA, HIJA DE PABLO NERUDA
Carta en Respuesta a la crónica de el Diario El Mundo
Por Darío Oses,
Sr. Director
Diario El Mundo
Madrid
De mi consideración: hemos leído, en la edición digital del diario El mundo, la crónica “La hija madrileña a la que Pablo Neruda abandonó…”, de Paco Riego, que reseña la novela de Hagar Peeters, sobre Malva Marina Reyes, única hija del poeta Pablo Neruda.
Nos parece necesario, hacer algunos comentarios sobre esta crónica.
1.- En sus inicios, esta dice: “Han pasado 84 años y Peeters sacude el manto de misterio que durante ocho décadas cubrió la vida de esta niña con hidrocefalia, Malva Marina, ocultada y repudiada por su propio padre, uno de los más grandes poetas de la historia.”
Esto es falso. Peeters no ha sacudido ningún “manto de misterio”. En su biografía, Neruda, publicada en 1984, Volodia Teitelboim le dedica cuatro páginas a Malva Marina. En Pablo Neruda: los caminos del mundo, de 2001, Edmundo Olivares dedica un capítulo a la niña. David Shidlowsky, también aborda el tema, en Las furias y las penas, Pablo Neruda y su tiempo, (2003), y Bernardo Reyes, escribe un extenso estudio, titulado El enigma de Malva Marina, que se publica el 2007.
El año 2004, en que se conmemoró el centenario de Neruda, la dramaturga Flavia Radrigán estrenó su obra Un ser perfectamente ridículo, puesta en escena por el Teatro de la Universidad de Chile, que desata una cantidad de repetitivas críticas entre otros, del periodista y abogado de ultraderecha, Hermógenes Pérez de Arce, quien escribe: “Su mujer legítima, Antonieta Hagenaar, tuvo una hija enferma de hidrocefalia. Ambas fueron abandonadas por el vate, quedando en la pobreza”. En tanto el escritor Enrique Lafourcade anotaba: “Malva Marina murió a los nueve años. El poeta de la humanidad – que hoy celebramos en forma delirante – declinó volver a verla… Se negó a asistir a los funerales de la niña…”
El mismo año 2004, se encuentra la tumba de Malva Marina, en un cementerio de Gouda, y se publican las primeras fotos de la niña.
2.- En vuestra crónica se habla reiteradamente de una “Malva Marina, ocultada y repudiada por su propio padre”, y del “rechazo” de Neruda por su propia hija.
Advertimos aquí una clara intencionalidad: se usan testimonios, como los del poeta Vicente Aleixandre, que muestran a un Neruda lleno de ternura hacia su hija, o una carta del mismo poeta a su amiga argentina Sara Tornú, en la que le relata su angustia por la enfermedad de la niña, y sus desvelos por el cuidado de ella, como una especie de enajenación del poeta. La crónica dice textualmente: “Al parecer, al comienzo Neruda no era muy consciente del alcance de la enfermedad de su hija, a la que consideró «una maravilla» al poco de nacer.” Así, sobre la base de esta conjetura y de una lectura prejuiciada de los testimonios que muestran a Neruda como un padre preocupado por su hija, se construye la imagen de este padre que al salir de su “ceguera” repudia y oculta a su propia hija.
Se omite el testimonio principal, el poema “Enfermedades en mi casa”, dedicado a la enfermedad de su hija, que es un poema de dolor, que muestra a un poeta que lejos de estar enceguecido por la vanidad paterna, está plenamente consciente de la enfermedad de su hija.
Además, un poeta que quiere ocultar a su hija, no pondría un poema dedicado a ella, en uno de sus libros más importantes, Residencia en la tierra 2, que fue el que le dio reconocimiento en España, entre sus pares de la generación del 27.
3.- En otra parte la crónica dice: “en 1936 el poeta abandona definitivamente a su mujer y a su niña para irse a vivir con la Hormiguita. Las deja casi sin dinero en Montecarlo, ciudad a la que llegan huyendo de la Guerra Civil. Maruca cruza toda Francia con su niña enferma hasta llegar a Holanda, donde se instala en la ciudad de Gouda. Madre e hija pasan hambre y penurias.”
Efectivamente Neruda sale con su mujer y con su hija de España cuando las condiciones creadas por la guerra civil hacen difícil y riesgosa la vida allí. Desde hacía tiempo el matrimonio Neruda Hagenaar estaba naufragando. De común acuerdo con su esposa, ella y Malva Marina parten a Holanda y él se va a París a trabajar en actividades anti fascistas. Neruda fue a ver a su hija la última vez que pudo hacerlo, en 1939, en el último viaje que pudo hacer a Europa, para embarcar a los republicanos españoles en el Winnipeg. Después de ese año, Holanda y prácticamente toda Europa fueron ocupadas por los nazis. Neruda se había comprometido a fondo con los movimientos antifascistas de la época. Si hubiese ido a Europa habría terminado prisionero en un campo de exterminio. Malva Marina muere en Holanda en 1943, cuando los nazis todavía eran los dueños de Europa.
Es falso que el poeta haya abandonado a su mujer y a su hija a la miseria. Está documentado por cartas de la misma Maruca Hagenaar y por documentos consulares, que el poeta nunca dejó de enviarles una mesada. Ésta, al principio era en dólares, pero la misma Maruca la solicitó en otra moneda, ya que no podía cambiar dólares en la Holanda ocupada por los nazis.
Lo que Neruda hizo, es lo que hacía en esa época, y siguen haciendo hasta hoy, la mayoría de los matrimonios que se separan: la madre se queda con los hijos, y el padre les da el dinero y los va a ver de vez en cuando. Solo que por circunstancias históricas, Neruda no podía ir a ver a su hija.
4.- La crónica incurre en errores muy gruesos, como el de afirmar que en Chile “Maria Hagenaar, embarazada, sin amigos y con un marido al que sólo ve al amanecer, se rebela. Ya no soporta más ausencias e infidelidades y quiere volver a Europa. Neruda, para aplacarla, echa mano de influyentes amigos del Gobierno y consigue que lo envíen a Madrid.”
Lo cierto es que Neruda fue destinado a Buenos Aires, donde conoce a García Lorca, luego a Barcelona, y finalmente a Madrid. Tampoco fue cónsul general, como lo señala la crónica.
El antinerudismo es ya una tradición, y como en este caso, muchas de las imágenes anti Neruda, se construyen en gran medida haciendo abstracción de las condiciones del momento, simplificando los hechos y a veces, con un sentido oportunista: el de acoplarse al ícono Neruda, mundialmente reconocido, para alcanzar alguna notoriedad.
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Medina Sergio poema que Pablo Neruda le escribe a su hija Malva Marina, contenido en su mejor libro literariamente hablando: Residencia en la Tierra.
–ENFERMEDADES EN MI CASA–
Cuando el deseo de alegría con sus dientes de rosa
escarba los azufres caídos durante muchos meses
y su red natural, sus cabellos sonando
a mis habitaciones extinguidas con ronco paso llegan,
allí la rosa de alambre maldito
golpea con arañas las paredes
y el vidrio roto hostiliza la sangre,
y las uñas del cielo se acumulan,
de tal modo que no se puede salir, que no se puede dirigir
un asunto estimable,
es tanta la niebla, la vaga niebla cagada por los pájaros,
es tanto el humo convertido en vinagre
y el agrio aire que horada las escalas:
en ese instante en que el día se cae con las plumas deshechas,
no hay sino llanto, nada más que llanto,
porque sólo sufrir, solamente sufrir,
y nada más que llanto.
El mar se ha puesto a golpear por años una pata de pájaro,
y la sal golpea y la espuma devora,
las raíces de un árbol sujetan una mano de niña,
las raíces de un árbol más grande que una mano de niña,
más grande que una mano del cielo,
y todo el año trabajan, cada día de luna
sube sangre de niña hacia las hojas manchadas por la luna,
y hay un planeta de terribles dientes
envenenando el agua en que caen los niños,
cuando es de noche, y no hay sino la muerte,
solamente la muerte, y nada más que el llanto.
Como un grano de trigo en el silencio, pero
a quién pedir piedad por un grano de trigo?
Ved cómo están las cosas: tantos trenes,
tantos hospitales con rodillas quebradas,
tantas tiendas con gentes moribundas:
entonces, cómo?, cuándo?,
a quién pedir por unos ojos del color de un mes frío,
y por un corazón del tamaño del trigo que vacila?
No hay sino ruedas y consideraciones,
alimentos progresivamente distribuidos,
líneas de estrellas, copas
en donde nada cae, sino sólo la noche,
nada más que la muerte.
Hay que sostener los pasos rotos.
Cruzar entre tejados y tristezas mientras arde
una cosa quemada con llamas de humedad,
una cosa entre trapos tristes como la lluvia,
algo que arde y solloza,
un síntoma, un silencio.
Entre abandonadas conversaciones y objetos respirados,
entre las flores vacías que el destino corona y abandona,
hay un río que cae en una herida,
hay el océano golpeando una sombra de flecha quebrantada,
hay todo el cielo agujereando un beso.
Ayudadme, hojas que mi corazón ha adorado en silencio,
ásperas travesías, inviernos del sur, cabelleras
de mujeres mojadas en mi sudor terrestre,
luna del sur del cielo deshojado,
venid a mí con un día sin dolor,
con un minuto en que pueda reconocer mis venas.
Estoy cansado de una gota,
estoy herido en solamente un pétalo,
y por un agujero de alfiler sube un río de sangre sin consuelo,
y me ahogo en las aguas del rocío que se pudre en la sombra,
y por una sonrisa que no crece, por una boca dulce,
por unos dedos que el rosal quisiera
escribo este poema que sólo es un lamento,
solamente un lamento.
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