En El Salvador se tortura

En El Salvador se tortura

Esta es la barbarie que atestiguaron los sobrevivientes de las cárceles del régimen de Bukele: tortura y muerte.


Confinamiento de un preso en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), un centro penitenciario en Tecoluca.
Confinamiento de un preso en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), un centro penitenciario en Tecoluca, El Salvador. Imagen: Secretaria de Prensa de la Presidencia/Handout/REUTERS

A veces no queda más que ponerse explícito y escribir letras crueles. Y decir palabrotas: tortura, paliza, cadáver.

El último mes, fui parte del equipo de El Faro que revisó una y otra vez los 27 testimonios de sobrevivientes de las cárceles del régimen de excepción de Nayib Bukele que, tras salir de esas mazmorras, tuvieron el valor de contar el espanto que vivieron.

"Me pegaron una patada en el muslo derecho. Me hinqué, caí doblado y empezaron a golpearme”. Así recibieron en la cárcel de Izalco a Alexánder Eduvay, que no es pandillero ni nunca lo fue, que era subdirector de una escuela pública, de 44 años, pequeño empresario de taxis, capturado el primer día del régimen, el 27 de marzo de 2022. Cuando él cayó al suelo, los custodios carcelarios lo aporrearon. Era el ritual de bienvenida, gritaban. Porque sí, porque les daba la gana, porque el régimen salvadoreño se los permitía. El motorista de uno de los taxis del profesor Eduvay, a pesar de estar esposado con las manos a la espalda, dejó caer su cuerpo sobre el del profesor. Recibió golpes de más. Tras días de agonía en la celda, Teco, como era conocido el motorista, "empezó a manchar, a dejar depósitos de sangre”, contó el profesor. A las semanas, el profesor fue liberado. Teco moriría en las cárceles y su familia recibiría un cadáver marcado por moretones y laceraciones.

El mundo parece habituado a la barbarie, a la crueldad, a la injusticia. Ver niños mutilados en la televisión ya es un clásico y no un espanto. Pero aún así, aunque parezca que hablar de otra barbarie es como hablar en el fondo del mar, es nuestro trabajo.

Ninguno de los sobrevivientes que contó su calvario era pandillero. Ni siquiera el régimen de Nayib Bukele, que conduce juicios secretos y capturas sin pruebas para llenar el discurso político, terminó considerándolos criminales. Por eso fueron liberados con el paso de meses o años y tras haber padecido el horror. Miles de inocentes continúan en esos calabozos.

"La muchacha estaba embarazada y ese día toda se bañó de sangre y solo le tiraban agua helada. Ahí la tuvieron guindada día y noche”. Dolores Almendares, una líder sindical, tuvo que presenciar esa escena a sus 53 años, cuando fue encarcelada por el régimen de Bukele. Asegura que a algunas prisioneras las custodias las colgaban de una malla ciclón, con los brazos estirados hacia arriba y los pies apenas alcanzando a tocar el piso con las puntas de los dedos, y las dejaban ahí hasta 24 horas: "como cuando van a destazar un cerdo”, dijo Dolores.

Los perpetradores son los custodios de Centros Penales, son la mano que sostiene el garrote, el cuerpo que cuelga a otro cuerpo. Pero los responsables directos no pueden ser solo ellos. No se trata de sádicos ejerciendo su sadismo esporádicamente y en la más completa clandestinidad: se trata de empleados públicos que sistemáticamente torturan, asesinan, con la complicidad de todo un aparato gubernamental que arriba tiene al director de Centros Penales, Osiris Luna; y aún más arriba, en la cúspide, a Nayib Bukele. Estos no son casos aislados, esto es política de Estado: la organización Socorro Jurídico Humanitario ha registrado más de 435 cadáveres que han salido de esas 22 cárceles desde que el régimen inició en marzo de 2022: gran parte de esos cuerpos tenían señales de tortura, más del 90 % de esas autopsias elaboradas por Medicina Legal decían que habían muerto por "edema pulmonar”, que es tan vago como decir que murieron porque dejaron de vivir. El régimen salvadoreño avala la barbarie: los empleados de ese régimen, desde el custodio con su garrote hasta el forense con su acta de defunción, ejecutan la barbarie.

"No sé por qué le dieron una paliza que cuando lo metieron de regreso lo metieron en silla de ruedas”. Esas son palabras de Fidel Zavala, un joven activista de derechos humanos que fue capturado por primera vez un mes antes de que el régimen iniciara, por delitos de los que luego fue absuelto. Pasó 13 meses en las cárceles y fue testigo directo del espanto, porque en la prisión le asignaron el conteo diario de los presos de varias celdas. Recuerda cadáveres tirados en el patio de la cárcel, frente a las celdas. Recuerda que muchas noches le faltaban uno o dos presos por celda, que los custodios solo le ordenaban que anotara y dejara de preguntar. Cuando salió de la cárcel, Zavala fue a la Fiscalía, que para entonces ya era controlada a plenitud por Bukele, y denunció a los directores de las prisiones donde estuvo y al director general de Centros Penales, por torturas, malos tratos, muertes. Poco después, volvió a ser capturado y ahora está de nuevo preso en las cárceles de los torturadores a los que denunció y bajo un juicio secreto.

Son campesinos, profesores, vendedoras, motoristas. La mayoría de los entrevistados pasaron por la macana; 13 de ellos fueron testigos de asesinatos perpetrados por los custodios; todos padecieron hambre extrema; muchos presenciaron torturas sofisticadas, como sacadas de manuales militares de los ochenta: cuerpos colgados, asfixia, cuerpos hincados sobre el cemento hirviente.

Y esto es apenas lo que sabemos. Estas son solo algunas de las personas que se han atrevido a hablar. Con el tiempo sabremos más, siempre se termina sabiendo más. Pero con lo que sabemos ahora, me atrevo a cerrar esta columna con tres palabras que asoman, con tres palabras horribles, con esa espantosa construcción: crímenes de lesa humanidad.

(cp)

Extractado de: https://www.dw.com/es/en-el-salvador-se-tortura/a-74388332?maca=spa-newsletter_sp_Titulares-2358-xml-newsletter&at_medium=Newsletter&at_campaign=ES%20-%20Titulares&at_dw_language=es&at_number=20251016&r=47372642664224135&lid=3646635&pm_ln=314418

 

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