Y
si me preguntas por que escribo: te diría que nací tartamudo, vengo de
una familia economicamente pobre, fui hijo único, siempre la pasé solo
porque era la burla de los chiquillos de la cuadra. En mi soledad me la
pasé leyendo los libros viejos de papá, que él ya había olvidado por
falta de tiempo, tenía que alimentar una familia.
Estos
libros viejos, despedazados me salvaron la vida, me enseñaron a volar, a
conocer otros mundos.
Así que crecí leyendo y soñando.
Mi padre me decía: «hijo
mío eres tartamudo, deja de leer tonterías, tienes que estudiar aunque
sea un oficio porque más no podrás, si sigues así está sociedad te va ha
destrozar».
Pero seguí leyendo, porque leer me enseñó que no soy menos que todos, ni mejor ni peor, solo soy diferente.
De
pronto con 8 añitos me di cuenta de la vida, un auto con un alcohólico
al volante mataba a mi único amigo. Así conocí la vida, la vida es una
hoja en blanco ahí puedes escribir lo que sea, pero hay reglones que no
dependen de ti, sino de otros.
Así
que me volví a encerrar más en mis libros, un día aún con 8 añitos
escribí parte de mis sentimientos y se los enseñe a mi padre, los vio y
dijo: «muy bien, pero tonterías pocas eh?.
Así
que empecé a escribir para mí, me dejó de importar si alguien lo iba a
leer, si a alguien le iba a gustar, además me di cuenta de una cosa,
¡que leyendo o escribiendo no era tartamudo, no era el niño «retrasado»
de mi colonia!.
¡Era
genial, porque ya no me trababa, ya no me quedaba paralizado!, Así que
decidí seguir a mis libros, y también a la escuela como quería mi padre.
Leer,
dibujar y escribir fue mi salvación, descubrí que la felicidad no es
ser rico o famoso, es aprender a amar, amar te hace sentir en la piel
tus sueños, le enseña a sonreír a tus ojos cuando tu alma ya no tiene
fuerza.
Era
solo un chiquillo que soñaba, nunca entendí por qué mi padre lloraba
cuando me veía en silencio, nunca me dijo una grosería cuando me veia
escudriñando las nubes por horas, nunca me dio una nalgada, nunca me
trató mal, solo lloraba.
A
mí padre no lo puedo culpar de nada, ni cuando llegue a los 19, 20 años
que me di cuenta que no solo era tartamudo y zurdo, sino que también
era adoptado y como regalito con un diagnóstico de autismo. Nunca lo
supe hasta que fui adulto, entonces entendí a mi padre, quería lo mejor
para mí pero no sabía cómo.
Ahora
sigo, iba a una escuela donde yo era el bufón de la clase, la mayoría
de maestros se burlaban de mí condición. Había una maestra de
matemáticas que frente a la clase me hacía responder cuánto era 2 más 2,
y yo respondía, «cua, cua, cuatro», y ella decía: «¿Verdad que parece un pato?», y todos reían.
Imagínense
como era mi escuela. Pero dejen les cuento a los 12 años llegó el día
más triste y más feliz de mi vida, la maestra de literatura dijo:
«¡Redacción, tema libre!, Yo hice un cuento, la mayoría de la gente
normal, ¿Que hace?: » Mi mamá, me mima». Yo escribí 5 páginas,
porque mi mente va más rápido que mis palabras. Pues verán mundo
injusto, la maestra me puso un cero, le pregunté: «¿Porque un cero?», Me miró y dijo delante de toda la clase: «mira hijo, mejor te vas buscando un trabajo porque eres un inútil, tú no sirves para nada».
Me dijo, «no sueñes», ¡se imaginan decirle a un niño de 12 años que no puede soñar!.
Aquel día me fui llorando a casa, nunca lo olvidaré, cerré la puerta de mi cuarto y dije: «¿Alguien cree en mi?».
Vamos
a ver: Mi padre nunca me vio un niño fuerte, la escuela pensaba que era
un ser inferior, sufrí acoso escolar, sufrí palizas por ser tartamudo, y
entendí que los violentos son unos cobardes cagados de miedo por
enfrentar la vida que sacan su frustración pegándole a otros… pero; ¿que
creen?, cada golpe me hizo más fuerte, seguí mi sueño, no pudieron
conmigo, así que ese día llorando en casa me di cuenta que sí había una
persona que creía en mi. ¿Saben quién era?. Yo, y era suficiente.
Y secando mis lagrimas me dije: »
mi padre me ama, mi madre me parió, la escuela sabe más o menos quien
soy, pero el único que sabe lo que llevo dentro y el único que conoce
mis sueños, ¡Soy yo!.
Así
que recordé esa hoja en blanco, y escribí mis sueños, fui tras
ellos,tengo solo una vida y es muy corta, y nadie iba ha cortar mis
sueños, hice lo que me hace feliz, escribir, escribir mucho, y curar
corazones, llevo años ejerciendo la Cardiología y me construí un nombre
en la medicina, y ¿que creen?, ya no tartamudeo.
Aunque aquí entre amigos, les confieso que de vez en cuando lo hago un po, po, poco.
He seguido mis sueños y ahora encuentro placer en un mundo que nunca quiso darme un empujón, a no ser para el barranco.
Hoy al mundo que me desprecio le digo: Gracias a ustedes soy lo que soy.
Y sigo escribiendo porque la vida es esa:
dónde se ríe y se llora,
dónde se abraza y se besa,
dónde se pierde y se estresa,
porque la vida es esa:
Un licuado de alegría con un toque de tristeza.
Jordi Sierra
*Jordi
Sierra i Fabra (Barcelona, 26 de julio de 1947) es un escritor español.
Sus obras de literatura infantil y juvenil se han publicado en España y
América Latina. También ha sido un estudioso de la música pop desde
finales de los años 60. Fue uno de los fundadores del programa de la
Cadena Ser «El Gran Musical».Es conocido en las escuelas por su libro
«El asesinato del profesor de Música».
No me queda claro si el escrito es o no realmente de Eduardo Galeano,si así
ResponderEliminarfuera, me gustaría saber en cuál de sus libros aparece, muy triste el relato,sin embargo es una realidad más común de lo que quisiéramos..!!