Hola gente, salud! por Atilio Boron

 

Atilio Boron
 
 
 
Hola gente, salud!
 
Hoy les quiero compartir algo de mi historia personal.
 
Soy Atilio Boron y nací un 1º de julio tanto tiempo que ya ni me acuerdo. Mi padre venía de Italia, junto a su madre, siendo apenas un adolescente. Quiso la fortuna (para él y para mí) que ambos llegasen tarde a la terminal marítima de Génova. La nave partió rumbo a Buenos Aires sin ellos. Diez días después naufragaría frente a las costas de Santa Catarina, en Brasil. La mayoría de los pasajeros murió en el siniestro.
 
Por eso estoy aquí de milagro y el azar - o llámenla la suerte, el destino o la fortuna, como decía Maquiavelo - siempre está presente en nuestras vidas y solo nuestra soberbia hace que no nos demos cuenta de ello…
 
En mi caso la fortuna se hizo presente en varias ocasiones, casi siempre para bien pero a veces para mal.
 
Ya van a poder enterarse de todos los detalles cuando se publique, antes de fin de año, una extensa biografía dialogada (con la historiadora Alexia Massholder) de mi vida.
 
Les doy apenas un anticipo: zafé, por fortuna, de cuatro cuasi accidentes de avión (cruzando la cordillera ya en la provincia de Mendoza; llegando a Viedma, provincia de Río Negro; en plena ruta Camerún-París y en un vuelo, con toda mi familia, Los Angeles-Buenos Aires) de esos en los que el piloto te dice átense bien, pongan sus cabezas entre sus rodillas que intentaremos un aterrizaje de emergencia.
 
Aparte de eso saben que soy sociólogo y politólogo, y en los últimos años me convertí en periodista y escritor. Escribir es mi pasión. Podría parafrasear a Descartes diciendo “escribo, luego existo.”
 
Tengo una novela inconclusa que si Latinoamérica no estuviera tan convulsionada la habría terminado hace rato. Una historia en donde dos personas se encuentran y el amor, la pasión, la magia y la política se (y los) entrelazan íntimamente.
 
Como se autodefiniera José Carlos Mariátegui soy un “marxista convicto y confeso”, ajeno a cualquier pretensión de convertir a esa teoría en un dogma, y que procura en todo momento medir fuerzas con las principales cabezas del pensamiento burgués. Por esa razón soy socialista y profundamente antiimperialista. No me interesan las polémicas de capilla o de pequeñas sectas sino aquellas que tienen un impacto real en la vida de las grandes mayorías nacionales; por eso polemizo con Vargas Llosa, el principal divulgador a nivel mundial del neoliberalismo, como antes lo hice con Milton Friedman y, en general, las corrientes dominantes en las ciencias sociales.
 
Mi vida fue una permanente marcha a contramano y siempre cuestioné las ideas dominantes de nuestro tiempo y las instituciones que las representaban. Hago todo esto con mucha pasión pero, invariablemente, apoyando mis argumentos con evidencias empíricas, a veces cuantitativas, en otros casos cualitativas. Pero siempre con datos concretos que respalden lo que afirmo.
 
Ah, soy un latinoamericano contumaz, nacido en la Argentina pero ciudadano de la Patria Grande.
 
Viví buena parte de mi vida en Chile y México, y también en Estados Unidos y, un poco menos, en Inglaterra. Y tuve la suerte de conocer muchos países, prácticamente toda América Latina; buena parte de Europa, varios países asiáticos y un poco de África. Suficiente para decirles quien soy yo.
 
He volcado lo mucho que aprendí en mi ya larga vida en mi blog, y por eso les garantizo que allí encontrarán muchos materiales que les serán de gran utilidad para entender qué es lo que pasa en el mundo. Espero que lo visiten y les aseguro que no se arrepentirán.
 
En mi blog hemos creado una plataforma educativa desde la cual hemos dictado varios cursos. Estamos aprovechando los grandes avances en las tecnologías de información y comunicación para revolucionar los procesos de enseñanza. Ya no se trata “dar” una clase en un día y una hora determinadas sino aquélla se sube a una plataforma, en este caso la de nuestro blog (www.atilioboron.com.ar/cursos) y el o la estudiante decide cuando quiere acceder a ella, a los interesantísimos materiales audiovisuales de apoyo a la clase y la bibliografía correspondiente.
Esto quiere decir que alguien que trabaja o que tiene otras obligaciones, domésticas o de otro tipo, no tiene por qué preocuparse de “estar libre” el día y la hora en que se dicta la clase. Él, o ella, podrán acceder cuando lo dispongan, y acceder a una o más clases, a organizar sus lecturas a voluntad y lo mismo en relación con los materiales de apoyo audiovisual.
 
Esto ha dado lugar a un formidable proceso de democratización de la educación porque la misma clase que doy hoy en la UNDAV, o en la Universidad de Buenos Aires, o antes en el MIT o en Columbia, ahora está cargada en mi plataforma y quien se registre como estudiante puede acceder a ella sin tener que desplazarse un metro fuera de su casa, si así lo desea. No tiene que ir a Nueva York para asistir a la clase que ofrecía en Columbia, o a Cambridge (Massachusetts) para hacer lo propio con la clase dictada en el MIT.
 
Abrazos,
AB
 
 

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