El médico del Califa: el legado de Al-Andalús
El médico del Califa: el legado de Al-Andalús
Publicado el 16 Febrero 2018
Escrito por Colaboradores
Durante los ocho siglos de conquista musulmana, no todo fue guerras continuas.
Entre
el siglo VII y el XV se desarrolló la cultura a su más alto nivel de
refinamiento y educación de toda la Edad Media y tal como comentara el
escritor Vicente Blasco Ibáñez, “en esta fecunda amalgama de pueblos y
razas entraban todas las ideas, costumbres y descubrimientos conocidos
hasta entonces en la tierra”.
La
seda, el algodón, el café, el papel, la naranja, el limón, el melón, la
granada y el azúcar que venían del Oriente así como las alfombras, los
adamasquinados y la pólvora junto con palabras albaricoque, albañil,
alcohol, alcalde, aljibe, alfeizar y tantas otras forman parte de la
herencia cultural que dejaron los árabes en la península y que más tarde
llegó a América Latina.
Nuevos
conocimientos, como la numeración decimal (reemplazando a la romana),
el álgebra, la trigonometría, el ajedrez, la alquimia, la química, la
medicina con la cirugía, la astronomía, fueron introducidos en la
sociedad de la época.
Difundieron
la poesía rimada y gracias a las numerosas escuelas de traducción que
existían en la época, se recuperaron los textos y las reflexiones del
filósofo griego Aristóteles que se habían perdido. No se puede olvidar,
la herencia arquitectónica que se manifestó en su más alto nivel en el
Alcázar de Sevilla, en la maravillosa Alhambra en Granada o en la gran
Mezquita de Córdoba.
En
plena Edad Media, cuando en la España cristiana apenas se practicaba la
higiene personal, en Al–Andalús existía un baño público en cada barrio y
los los hammams no solo servían para la limpieza y la distensión; lo
mismo que la mezquita y otros lugares públicos, eran utilizados para
reuniones políticas y sociales.
En
cuanto a la preparación de comidas, los árabes transmitieron la
preparación de las albóndigas y que su nombre, del árabe al bunduq,
significa la bola. Y tanto el uso del azafrán como la preparación de las
frituras, empanadas y el arroz con leche son de origen andalusí
También
en Al-Andalús nació el ceremonial de mesa que hoy conocemos. Primero,
los entrantes y ensaladas, después los platos fuertes a base de carne y
pescado y por último los postres. Antes, la costumbre era servirlos
todos al mismo tiempo y para disfrutar de una buena comida, había que
evitar las conversaciones controvertidas y de ser posible, acompañarla
de una música suave de fondo.
En
ese período, la ciudad de Córdoba, que había sido la capital de la
provincia bética durante el Imperio romano, se convirtió en la
esplendorosa capital del Estado musulmán en la península ibérica, y
presentó un lujo que no existía en ninguna otra ciudad de Europa.
Es
en este contexto de ilustración y refinamiento de Al- Andalús en el que
se desarrolla la novela de Carlos Aurensanz, Hasday. El médico del
Califa, haciendo caminar al lector por un período de cuarenta años en el
mundo árabe, judío y cristiano de la época.
La
trama parte el año 924 cuando Hasday ben Shaprut es un muchacho de
trece años, que necesita comprender el mundo que lo rodea. Su
curiosidad, lo lleva a trasgredir rígidas normas sociales y religiosas
que estructuraban la vida de los habitantes de la comunidad judía y
musulmana de esos años.
Las
ciudades de Qurtuba, Al Mariyat Bayana y Yayyán, (Córdoba, Almería y
Jaén) serán los escenarios principales de la novela y que gracias al
buen trabajo de documentación realizado por el autor, el lector podrá
pasearse por el ambiente de la época y por los usos y costumbres de sus
habitantes.
En
este libro, publicado por Ediciones B, se pueden encontrar tres hilos
que llevan la trama. El primero es una esclava judía por la que Hasday
termina traicionando la confianza de su padre; el segundo es una
peligrosa enemistad que lo perseguirá durante toda su vida y finalmente,
un libro que es la valiosa copia de un antiguo compendio de medicina
escrito por los griegos y que guiará a Hasday en su aprendizaje de la
medicina.
Mercaderes,
bibliotecas, traductores, la madrása y el bimaristán, embajadas y
conflictos bélicos, avances científicos y la construcción de la Madinat
al Zahra son partes de un todo que completan la vida en Al Ándalus en su
máximo periodo de esplendor cuando Córdoba, se convirtió en la luz que
iluminaba Occidente, rival de Bizancio, compitiendo con ella en el
terreno de las ciencias y de las artes. Además, muestra una ciudad en la
que gobernaba la libertad de pensamiento y la tolerancia entre las
distintas religiones que convivían en la ciudad.
La
real protagonista de esta novela, es la herencia árabe que en todas sus
formas nos legó una cultura que nunca pisoteo a otras, sino que tomó lo
mejor de cada una y las llevó a niveles nunca superados.
publicado en: http://www.elclarin.cl/web/noticias/cultura/24977-el-medico-del-califa-el-legado-de-al-andalus.html
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