Análisis de la respuesta de Héctor Llaitul al acuerdo de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento

Análisis de la respuesta de Héctor Llaitul al acuerdo de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento
 

La declaración de Héctor Llaitul, líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), publicada el 3 de mayo de 2025, refleja una postura crítica y de rechazo frontal a la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento, creada en junio de 2023 para abordar el conflicto territorial entre el Estado chileno y el pueblo mapuche. Su respuesta, articulada desde una perspectiva autonomista y anticapitalista, pone en cuestión la legitimidad, los objetivos y los métodos de la Comisión, alineándose con la visión del movimiento mapuche radical que prioriza la liberación del Wallmapu y la reconstrucción nacional sobre cualquier forma de diálogo institucional. A continuación, se analiza su declaración en el contexto de los temas solicitados en la reflexión académica, identificando sus argumentos principales, su relación con las propuestas planteadas y las implicaciones para la resolución del conflicto.
 
1. Contexto y postura de Llaitul
 
Héctor Llaitul, condenado en 2024 a 23 años de prisión por delitos contemplados en la Ley de Seguridad del Estado, hurto y atentado contra la autoridad, es una figura central del movimiento mapuche autonomista. Su liderazgo en la CAM, una organización que aboga por la acción directa y la recuperación territorial frente a las empresas forestales y el Estado, lo posiciona como un actor beligerante en el conflicto. Su declaración, emitida desde prisión, reafirma la línea política de la CAM, que rechaza cualquier negociación con el Estado mientras persistan la militarización del Wallmapu y la existencia de presos políticos mapuche (PPM). Este contexto es crucial para entender su crítica a la Comisión, ya que ve en ella una continuación de las políticas coloniales y capitalistas que han despojado al pueblo mapuche.
 
2. Análisis de los argumentos principales
 
Llaitul estructura su crítica en torno a varios puntos que cuestionan la legitimidad, los actores involucrados y los resultados de la Comisión. Estos argumentos se analizan a continuación:
 
a. Falta de legitimidad y contexto de militarización:
 
Llaitul sostiene que la Comisión carece de legitimidad porque opera en un contexto de militarización del Wallmapu, con un Estado de Excepción activo y la presencia de fuerzas militares en comunidades mapuche. Este punto resuena con las observaciones de expertos como José Bengoa, quien argumentó que no se puede avanzar en una comisión de paz mientras existan presos políticos como Llaitul y un estado de excepción. Para Llaitul, la presencia de “la pistola sobre la mesa” invalida cualquier intento de diálogo, ya que las condiciones de represión contradicen los principios democráticos y los estándares internacionales de derechos humanos, como el Convenio 169 de la OIT, que exige consultas previas, libres e informadas.
 
b. Exclusión del movimiento autonomista:
 
Llaitul denuncia que la Comisión excluye al movimiento mapuche autonomista, dando voz solo a sectores “cooptados y funcionales” al Estado y al empresariado. Según él, la Comisión no representa los objetivos de la CAM, que son la reconstrucción nacional y la liberación del Wallmapu, sino que sirve para legitimar los intereses del gran capital y los latifundistas. Este punto refleja la crítica de sectores mapuche a la falta de representatividad en procesos institucionales, como se vio en la escasa participación en los Diálogos Interculturales y los Encuentros Territoriales Autoconvocados de la Comisión debido a su limitada difusión y la desconfianza generalizada
 
c. Carácter colonial y neoindigenista:
 
Llaitul califica a la Comisión como un instrumento “neoindigenista” que reproduce lógicas coloniales al imponer una representación paternalista sin consultar a las comunidades mapuche sobre sus representantes, temas o formas de resolución. Este argumento se basa en la histórica exclusión de los mapuche de los procesos de toma de decisiones, una práctica que, según Llaitul, perpetúa el racismo y el despojo territorial. La falta de consulta previa, un derecho reconocido internacionalmente, es un punto recurrente en las críticas de organizaciones mapuche a iniciativas estatales.
 
d. Intereses del empresariado y falta de propuestas concretas:
 
Llaitul argumenta que la Comisión encarna los intereses del empresariado y los latifundistas, utilizando un discurso de “paz y bienestar social” para encubrir la acumulación de ganancias en territorios mapuche. Critica la falta de propuestas concretas para la devolución de tierras, calificando el diagnóstico de la Comisión como un “engaño mayúsculo” que justifica mecanismos de mercado corruptos y beneficia a las forestales. Este punto refleja la postura anticapitalista de la CAM, que ve en el extractivismo forestal una amenaza a la cosmovisión mapuche y al equilibrio ambiental.
 
e. Criminalización y presos políticos:
 
Llaitul subraya la existencia de presos políticos mapuche, como él mismo, como un obstáculo insalvable para el diálogo. Acusa al Estado de utilizar leyes de excepción y una campaña mediática para deslegitimar la lucha mapuche, asociándola con terrorismo y crimen organizado. Esta narrativa, según él, busca despolitizar las reivindicaciones territoriales y justificar la represión. La condena de Llaitul en 2024, basada en la Ley de Seguridad del Estado, es vista por la CAM como un ejemplo de persecución política.
 
f. Farsa y proyección neoliberal:
 
Llaitul califica a la Comisión como una “farsa” diseñada para proyectar un futuro gobierno de ultraderecha, incapaz de resolver el conflicto estructural entre el Estado y el pueblo mapuche. Ve en el diagnóstico de la Comisión un intento de diluir las demandas territoriales en negociaciones a largo plazo que no garantizan resultados concretos, perpetuando el modelo neoliberal y extractivista.
 
3. Implicaciones para la resolución del conflicto
 
La respuesta de Llaitul pone de manifiesto los desafíos estructurales para resolver el conflicto mapuche, particularmente la desconfianza hacia las instituciones estatales y la polarización entre el movimiento autonomista y los sectores institucionales. Sus argumentos destacan la necesidad de abordar las siguientes cuestiones para avanzar hacia una solución pacífica:
 
• Inclusión de actores beligerantes: La exclusión de la CAM y otros grupos autonomistas, como señaló Bengoa, limita la legitimidad de cualquier acuerdo. La propuesta de una mesa de diálogo permanente (tema 6) debe incluir a estos actores, garantizando un espacio seguro para expresar sus demandas sin temor a la represión.
 
• Desmilitarización y liberación de presos políticos: La militarización y la criminalización de la lucha mapuche son obstáculos insalvables para el diálogo, según Llaitul. Las propuestas de desmilitarización y revisión de casos judiciales son esenciales para generar confianza y cumplir con los estándares internacionales de derechos humanos.
 
• Reconocimiento de tierras ancestrales: La crítica de Llaitul a la falta de propuestas concretas para la devolución de tierras, especialmente las de ocupación tradicional, subraya la importancia de un censo territorial y una reforma legal que reconozca la propiedad colectiva mapuche. Esto requiere desafiar los intereses de las forestales y los latifundistas, un punto de alta sensibilidad política.
 
• Enfoque anticolonial y plurinacional: La acusación de neoindigenismo refleja la demanda de un cambio estructural en la relación Estado-pueblo mapuche. Las propuestas de reconocimiento constitucional y autodeterminación son clave para superar el marco colonial, pero enfrentan resistencias de sectores conservadores, como el Partido Republicano, que se opuso al acuerdo de la Comisión.
 
• Representación legítima: La crítica a la cooptación de sectores mapuche institucionales resalta la necesidad de fortalecer las instituciones mapuche tradicionales y garantizar consultas previas efectivas. Un Consejo Nacional Mapuche, como se propone, podría ser un mecanismo para canalizar las demandas de manera autónoma.
 
4. Crítica a la postura de Llaitul
 
Aunque la declaración de Llaitul ofrece una crítica contundente al enfoque estatal, su rechazo absoluto al diálogo plantea desafíos para la resolución del conflicto. Al priorizar la acción directa y la liberación del Wallmapu, la CAM se posiciona fuera de los marcos institucionales, lo que dificulta la construcción de consensos con otros sectores mapuche y no mapuche. Como señaló Natalia Caniguan, reducir el movimiento mapuche a la CAM minimiza su diversidad, ya que existen otras organizaciones con planteamientos distintos que podrían estar dispuestas a dialogar. Además, la postura de Llaitul no aborda cómo lograr la liberación del Wallmapu en un contexto de asimetría de poder, donde el Estado y el empresariado tienen recursos significativos para mantener el statu quo.
 
Por otro lado, su crítica a la Comisión como una “farsa” coincide con las observaciones de académicos y organizaciones mapuche sobre la falta de participación amplia y la influencia de intereses empresariales. Sin embargo, su negativa a considerar cualquier forma de negociación podría polarizar aún más el conflicto, alejando a sectores de la sociedad chilena que podrían apoyar demandas mapuche si se presentaran en un marco de diálogo inclusivo.
 
5. Conexión con las propuestas de la reflexión académica
 
La declaración de Llaitul refuerza la relevancia de las propuestas planteadas en la reflexión académica, pero también destaca los obstáculos para su implementación:
• Tierra y territorios: La demanda de restitución de tierras ancestrales, central en la crítica de Llaitul, valida la propuesta de un censo territorial y la protección legal de territorios mapuche. Sin embargo, la resistencia de las forestales y los latifundistas, como señala Llaitul, requiere un compromiso político fuerte para superar los intereses económicos dominantes.
 
• Justicia y reconocimiento: La acusación de colonialismo y racismo subraya la necesidad de un reconocimiento constitucional de la plurinacionalidad y la autodeterminación, propuestas que podrían abordar las demandas de autonomía de la CAM si se implementaran con legitimidad comunitaria.
 
• Reparación integral: La mención de los presos políticos mapuche conecta con la propuesta de una comisión de verdad y justicia para revisar casos judiciales y garantizar reparaciones. La liberación de Llaitul y otros PPM sería un gesto significativo para desescalar el conflicto.
 
• Desarrollo territorial: La crítica al extractivismo forestal respalda la propuesta de un plan de desarrollo intercultural que priorice la sostenibilidad y la cosmovisión mapuche, en lugar de los intereses empresariales.
 
• Institucionalidad: La exclusión de sectores autonomistas resalta la importancia de fortalecer las instituciones mapuche tradicionales y crear un Consejo Nacional Mapuche que represente legítimamente al pueblo mapuche, evitando la cooptación institucional.
• Diálogo y relacionamiento: La negativa de Llaitul al diálogo en el contexto actual valida la propuesta de desmilitarización y consultas previas como condiciones previas para un diálogo constructivo. Sin embargo, su rechazo absoluto plantea el desafío de cómo incorporar a actores radicales en un proceso que respete sus demandas sin comprometer la viabilidad política.
 
6. Conclusión
 
La respuesta de Héctor Llaitul a la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento refleja la profunda desconfianza del movimiento mapuche autonomista hacia las iniciativas estatales, vistas como instrumentos del capital y la colonialidad. Sus argumentos sobre la militarización, la exclusión, el neoindigenismo y la criminalización destacan obstáculos estructurales que deben abordarse para avanzar hacia una resolución del conflicto. Aunque su postura radical limita las posibilidades de diálogo inmediato, sus críticas son un llamado a reconsiderar los enfoques institucionales desde una perspectiva de derechos, interculturalidad y justicia histórica.
 
Las propuestas de la reflexión académica, como la restitución de tierras, el reconocimiento constitucional, la reparación a víctimas, el desarrollo sostenible, el fortalecimiento de la institucionalidad mapuche y un diálogo inclusivo, responden a muchas de las demandas planteadas por Llaitul, pero requieren superar la resistencia de sectores políticos y económicos. La desmilitarización, la liberación de presos políticos y la inclusión de actores beligerantes como la CAM son pasos esenciales para generar confianza y legitimidad en cualquier proceso de paz. Sin embargo, la polarización entre el autonomismo y las instituciones estatales plantea un desafío complejo: construir un diálogo que respete la diversidad del movimiento mapuche y aborde las raíces estructurales del conflicto, evitando caer en nuevas formas de cooptación o represión.
 
Referencias:
 
Nación Mapuche. Historiador José Bengoa: “no se puede hacer una comisión de paz teniendo preso a Héctor Llaitul”
 
Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento: una oportunidad histórica
 
Condenan a líder mapuche Héctor Llaitul a 23 años de cárcel en Chile
 
Comisión para la Paz y el Entendimiento: Desafíos y Divisiones Políticas en la Búsqueda de Soluciones
 
Natalia Caniguan: “Reducir el movimiento mapuche a Héctor Llaitul es minimizarlo absolutamente”
 
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Publicado en facebook el 4.5.25 por

Luis Alberto Valenzuela Bravo

 


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