"Carta sobre mi padre Juan René Molina Mogollones" por Renata Molina (Compartido por Patricia Zúñiga)

"Carta sobre mi padre Juan René Molina Mogollones" por Renata Molina (Compartido por Patricia Zúñiga)

Red Charquican, 29.10.24

18:34 (hace 22 minutos)



Texto escrito por mi hija Renata a la ocasión de un recordatorio organizado por su padre René Molina en Longaví.

Él hace parte de la lista de los 119 compañeros desaparecidos.
Patricia Zúñiga
 

 

Carta sobre mi padre Juan René Molina Mogollones

 

No tuve la suerte de conocerlo, no tuve la suerte que me tomara en sus brazos, que me consuele de mis pesadillas en la niñez como lo hago hoy con mi hija de 4 años, nunca conocí  su sonrisa. Pero, a pesar de su ausencia, desde chiquitita, él está siempre conmigo, está presente en cada paso importante de mi vida, le hablaba y le sigo hablando siempre.

 

Adolescente miraba las estrellas y los dos teníamos conversaciones largas y profundas.

 

Cuando viajé a Chile por primera vez en junio 1992, tenía muy claro que él estaba muerto. Pero corrí a la salida del aeropuerto, estaba segura que me estaba esperando. solo me encontré con la cordillera.

 

Ese viaje fue muy fuerte. Mi madre me había explicado todo desde muy niña : la militancia en el MIR, la fraternidad y la alegría entre los militantes, la extraordinaria solidaridad durante la clandestinidad, el orgullo de estar luchando por otro Chile en la resistencia, ser parte del MIR, la complicidad que tenían los dos, la detención, la tortura.

 

Me encontré con mi abuelita Adriana, con mi tía tan querida Rosa Esther, unos primos. y conocí al hermano de mi papa. Era - por primera vez - ver a alguien que se pareciera a él.

Solo tengo dos fotos de mi papa: la más conocida de él es la que aparece en la documentación del CODEPU donde tiene 18 años y con traje militar.

 

Cuando mi tío Lucho Flores me comentó que estaban trabajando y organizando un acto en homenaje a mi papa, estuve muy feliz y honrada. Aprovecho estas lineas para agradecerle las palabras que me dijo la primera vez que nos vimos. Yo tenía 10 años, era en Swansea en País de Gales, en un pub.

 

Se acercó a mi con mucha delicadeza. Estaba muy emocionado, y me dijó : « eres tan parecida a él, tienes sus ojos ». Sentí un tremendo orgullo. Mi papa me había legado su mirada.

 

Esa noche, me contó muchas anécdotas : las tonteras que hacían juntos en la infancia, el robo de gallinas, juegos de niños.

 

No te imaginas Lucho, cuanto esas palabras me llenaron de alegría y felicidad. A partir de ese momento, podía cerrar los ojos y imaginarlo en movimiento.

 

De mi papa, sé pocas cosas. Pero todos los encuentros con familia, amiga/os y compañera/os de lucha y de detención me permitieron constituir una personalidad. Era muy atento a los demás. Y sé que me habría querido, amado, me habría regaloneado. Sus hijos eran su orgullo y lo más importante para él.

 

Nunca lo vi como un héroe, era un militante, un revolucionario como hoy soy una militante, una revolucionaria, hija de mirista. Hablar hoy de los revolucionarios parece anacrónico. El poder desnaturalizó esta palabra y el amalgama terrorista/revolucionario vuelve opaca la esencia misma de estos hombres y mujeres comprometidos : el amor de la vida. Nada mesiánico, de sacrificial, de culto a la muerte. El revolucionario ama la vida y la vida lo ama.

 

La memoria no se rinde, la memoria hace su trabajo.

 

Yo, nací en exilio, fuí torturada en el vientre de mi madre, y sin embargo, a pesar de la ausencia de mi padre, a pesar del dolor, mi padre no fue núnca un espectro sin forma, siempre ha estado con nosotros, entre nosotros. El MIR ha sido mi familia y es una gran familia llena de vida verdadera que me acoge en el vasto mundo.

 

Soy orgullosa de mis padres, orgullosa de mi historia. Gracias por haber sido lo que fueron, gracias por ser lo que son, gracias por haberme hecho como soy.

 

Respetaré siempre su militancia. Mi papa nunca quiso morir. La DINA lo mató, lo hicieron desaparecer, lo lanzaron al mar con otros militantes el 22 de febrero 1975, tres semanas después de su detención en Villa Grimaldi.

 

En julio 2011, me encontré con él juez Solis a cargo de la causa que presenté. El juez quería saber si yo tenía algunas preguntas. Le conteste diciendo que yo vivía en Francia, que vivía muy lejos y que lo más importante para mi era tener un día la respuesta del destino final de mi papá.

 

Yo exigía una respuesta por el derecho de los familiares a conocer toda la verdad sobre las condiciones de la desaparición forzada de mi papa.

 

Ese día me dio la respuesta : la arrestación con mi mama el 29 de enero 1975 y el 20 de febrero, lo llevan con otros compañeros a Tejas Verdes. Y 22 de febrero, será lanzado al mar con el mismo grupo, todos vivos.

 

Saliendo de la oficina del juez, caminé por las calles de Santiago, sonriendo y llorando, tenia mi respuesta. Fue un alivio increíble. La desaparición forzada es una tortura psicológica para los familiares. Habrá tenido frio, habría tenido hambre, cuanto sufrió de las torturas, tuvo miedo, y todo eso cuanto tiempo.

 

Ahora al mirar el Pacífico, yo sé que él está allí. está dentro de ese mar tan lindo pero también tan brutal. Y ahora, gracias a la asociación de familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos de Talca, tendré un lugar donde poder recogerme.

Quiero agradecer a todas y todos aquellos que han participado y hecho posible la realización de ese evento. Desde la distancia, les mando toda mi gratitud y agradecimientos infinitos. Gracias por mantener la memoria viva de mi padre, del militante que fue. Pronto, vendré con mi compañero y nuestra hija Iara Lilén a visitarlos y abrazarlos.

 

Un agradecimiento infinito. Desde la distancia, estaré con Uds el 31 de agosto.

 

¡Hasta siempre!

 

¡Compañero René Molina! ¡Ahora y siempre! ¡Presente!

 

París

21 de agosto 2024

 

 

PS. reseña del cro 

Molina Mogollones Juan Rene

https://memoriaviva.com/nuevaweb/detenidos-desaparecidos/desaparecidos-m/molina-mogollones-juan-rene/

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