LA VERDAD SOBRE LOS SACRIFICIOS HUMANOS EN LA GRAN MÉXICO-TENOCHTITLAN!!

LA VERDAD SOBRE LOS SACRIFICIOS HUMANOS EN LA GRAN MÉXICO-TENOCHTITLAN!!

La historia oficial siempre ha dado una versión conveniente a sus intereses para adoctrinar a la población con falsas verdades, y la historia de México no es una excepción.
 
En lo referente a los Aztecas, Mexicas y Mayas, ha habido un oscurecimiento de su cultura por individuos de una mente inquisidora basada en el miedo, que requerían de la sumisión y la tortura propias del catolicismo de la Europa feudal, para imponerse sobre una civilización basada en el respeto por la naturaleza, que buscaba la armonía con las energías y los elementos de nuestro planeta y el cosmos, como la Mexica.
 
En consecuencia, los herederos de esta cultura ya están más que hartos y están empezando a hablar. Sacando a la luz verdades incomodas sobre cómo fue en realidad la conquista de Anáhuac (América) y la verdad de sus tradiciones, cultura y ceremonias.
 
En el caso de los sacrificios humanos, que todos tienen en mente sacando el corazón con un cuchillo de obsidiana, ES OTRA MANIPULACIÓN PARA JUSTIFICAR que los indígenas eran unos salvajes y necesitaban ser convertidos en la fe cristiana, así como para poder realizar infinidad de torturas y apoderarse de sus riquezas.
 
La realidad es que con un cuchillo de obsidiana o de pedernal, no se tiene la capacidad ni de corte ni de fuerza para realizar esta supuesta ceremonia. El pedernal es de origen volcánico, aunque si es filoso, también es quebradizo, y pierde su filo con facilidad, es imposible clavar un cuchillo de este material sin romperse. El corazón está protegido por la caja torácica, mediante el esternón y las costillas que están fuertemente unidos por unos potentes ligamentos, con un cuchillo de pedernal es imposible romperlos. Después, el corazón está fuertemente conectado con arterias, venas y nervios, esto hace prácticamente imposible poder arrancarlo con una mano.
 
Actualmente, las operaciones de corazón abierto se realizan con una sierra eléctrica que corta el esternón, para después con unos separadores detener las costillas, debido a que la musculatura pectoral hace fuerza para cerrarse. La leyenda negra, dice, que además se bebían la sangre del corazón, cosa muy complicada, porque la sangre se coagula en dos minutos, y pierde su estado líquido. Por lo que tendrían que realizar esta proeza en menos de dos minutos, algo que es materialmente imposible incluso actualidad.
 
En realidad, no hubo ningún testigo presencial de estos sacrificios, ni siquiera Hernán Cortés los presenció en los seis meses que estuvo mantenido y alimentado en Tenochtitlan. Si de verdad los Aztecas fueran unos salvajes caníbales que practicaban esta serie de sacrificios, pues ya se los hubieran comido a todos, sobre todo después de comprobar la "simpatía natural" que rebosaba Hernán Cortés.
El único testimonio más que dudoso, fue el del soldado Bernal Díaz del Castillo, afirmando que, a una distancia de 7 kilómetros, vio como sacrificaban a sus compañeros y les sacaban el corazón con un cuchillo de obsidiana, con una sola mano, aun latiendo. Vamos, que tenía una vista prodigiosa, y una imaginación propia de alguien temeroso de Dios y de la inquisición.
 
Nunca se encontraron restos de cadáveres con el pecho abierto, y en la actualidad, cualquier resto de huesos que encuentran lo dan por “sacrificado”, "ningún” resto de cuerpos indígenas de hace 500 años, dicen que murió de viejo.
 
La arqueóloga e historiadora Eulalia Guzmán Barrón, fundadora del Archivo Histórico de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia; señalaba en su momento, que no existieron tales sacrificios y que Moctezuma no fue un Rey traidor.
 
El profesor Francisco Armengol dijo textualmente:
"Los pueblos de Anáhuac no fueron incultos, ni salvajes, ni sanguinarios, no existió ni la sumisión ni la cobardía de Moctezuma, ni la entrega voluntaria de esos pueblos a los conquistadores y a sus cronistas, sólo fueron: Mentiras para justificar sus atrocidades ante Carlos V. Pero tal aseveración se sustentó en “irrefutables argumentaciones”, por lo menos hasta ahora. Una de las pocas investigadoras (Eulalia Guzmán) que en el mundo han tenido acceso a las cartas o relaciones originales de Hernán Cortés a Carlos V, demuestra que en las emitidas de abril a julio de 1519 sin testigos ni testimonios relata que: a los “sacrificados los sacerdotes quitan corazones y entrañas y las queman en ofrenda”. Todos lo creyeron, y lo que es peor, lo siguen creyendo".
 
“Tampoco, Eulalia Guzmán encontró una prueba testimonial de la existencia de los sacrificios humanos, ni en Fray Bernardino de Sahagún, ni en ningún funcionario, sacerdote, ni hombre sabio Tenochca. En cambio, Ixtlixóchitl consigna las resultantes de cuestionarios obligados para indígenas de otros pueblos que no eran del Anáhuac, y sin ninguna calidad ni categoría respondieron en náhuatl, y sus respuestas fueron traducidas por alumnos del colegio de Tlatelolco ya catequizados, por lo que, la historiadora Eulalia Guzmán afirmó: "Sahagún alteró los datos y los interpretó a su criterio". Los vencedores fabricaron su propia historia, porque de México Tenochtitlan-Teotihuacán no quedó un solo libro pintura (códices). Todo fue implacablemente destruido y/o alterado".
 
Hernán Cortés, necesitaba alguna justificación para no ser condenado de traición, ya que no tenía autorización del Rey de España para entrar en territorio Anáhuac, lo hizo por su cuenta porque huía de un conflicto con el virrey de Cuba, por lo que inventó mil y una historias para justificar tanta sangre, saqueos y torturas. Lo peor, es que actualmente la historia oficial y la iglesia siguen siendo cómplices de este engaño.
 
Pero aún hay más pruebas de esta vergonzosa manipulación, la arqueóloga Eulalia Guzmán demostró que la mal llamada piedra de los sacrificios que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología, se trata en realidad del monumento al Sol o Piedra Tízoc, encontrando que fue manipulada a golpe de martillo (cincelada), estropeando los bajos relieves originales, para hacer una falsa canaleta; donde en la actualidad se asegura que "corría la sangre de los sacrificados". De hecho, es bastante notorio que esa canaleta fue realizada posteriormente de una forma muy basta (COMO LO DEMUESTRA LA FOTOGRAFÍA DE ABAJO).
 
La investigadora Eulalia Guzmán, aclaró que efectivamente esas piedras eran para ofrendar a los Dioses, aunque en realidad no creían en Dioses, ya que todo era simbólico. Los Aztecas en realidad daban homenaje a las energías de la naturaleza y las representaban en forma de "Dioses". Ya que la palabra en náhuatl "Teotl" no tiene un significado de Dios como le daban los cristianos, sino que se traduce también como energía y creación.
 
En esta piedra de ofrendas había hojas de maguey, donde los que daban la ofrenda se punzaban la oreja sacando una gota de sangre y la quemaban con copal, ESE FUE EL MITO DE LOS SACRIFICIOS DE SANGRE.
 
El cuchillo de pedernal o tecpatl, estaba siempre presente en las liturgias Mexicas, para entregar la fuerza de voluntad representada por el corazón, a las fuerzas de la naturaleza que rigen el cosmos. Esta fuerza de voluntad era necesaria para vencerse a sí mismo, así como la ira, envidia, tortura y codicia, era un ritual de "superación personal", y de disciplinas guerreras de los Mexicas.
Cada vez que se indaga e investiga la cultura Mexica, uno se da cuenta que es una incongruencia pensar en sacrificios humanos. Una cultura que creo un calendario en armonía con el cosmos, que tenían respeto por la naturaleza y honraban la vida, no tendría sentido hacer rituales de sangre arrancando corazones para satisfacer Dioses caprichosos.
 
Los verdaderos sacrificios de sangre empezaron con la conquista, y de eso si hay pruebas más que suficientes y nadie las puede negar.
 

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