Una vida de luchas: Entrevista a la escritora y educadora latinoamericana Marta Harnecker
Una vida de luchas: Entrevista a la escritora y educadora latinoamericana Marta Harnecker.
por Arleen Rodríguez Derivet /Cuba.
Por las calles de Cuba caminan personas con cientos de historias; en cualquier sitio del país hombres y mujeres hacen de la sencillez una costumbre. A la Luz del Recuerdo un programa para que usted nos acompañe, y sea testigo de una historia contada por sus protagonistas.
§ Arleen Rodríguez: Hola, buenísimas
noches, a la Luz del Recuerdo vuelve y este domingo (*) y les traigo una
invitada muy especial. Es una mujer muy conocida en el ámbito de la
intelectualidad política en América Latina y en Europa, seguramente
también en Asia, pero de cualquier manera yo voy a darle la bienvenida y
a recordar con muchísima gente que sí la conoce de Cuba, a Marta
Harnecker.
Buenas noches Marta
Marta: Buenas noches Arleen y gracias por invitarme en este programa.
§ Arleen: Bueno, A la Luz del Recuerdo
vamos a animar con canciones. Este es un disco que nos regaló la
Embajada Venezolana aquí, y que es tan bonito, y a mí se me ocurrió
mientras asistía al evento que organizó Marta en La Habana para recordar
a Chávez en su espacio de Memoria Popular Latinoamericana, porque es
parte del mundo de Chávez, que no todo el mundo conoce la manera en que
cantaba y que se expresaba, ¿quién ha visto un político expresar sus
sentimientos cantando, no? Entonces estás de acuerdo Marta que nos
acompañemos de este disco.
Marta: Por supuesto.
§ Arleen: Este disco que son temas
interpretados por él en medio de un debate, en medio de una charla
política… En medio de un Aló Presidente agarraba el micrófono y se ponía
a cantar. Entonces vamos a empezar con un tema que se llama “Que me
coma el tigre”, una canción popular en Venezuela, y es una de las cosas
que cantó Chávez en Venezuela mientras animaba quién sabe qué reunión.
(Luego de escuchar la canción)
Bueno, y animados con esa manera especial de cantar de Chávez seguimos aquí. Marta Harnecker, chilena y cubana.
Marta: Yo me defino como chileno-cubana, porque mi segunda patria es Cuba
§ Arleen: Es que viviste más años en Cuba que en Chile.
Marta: No, no tanto porque tengo bastante juventud acumulada, pero bueno viví 29 años en Cuba.
§ Arleen: Sí, pero casi tantos como en Chile, ¿ no?
Marta: Por eso te digo, un poquito más.
§ Arleen: Bueno, de cualquier manera…
Marta: Casi tantos.
§ Arleen: Marta Harnecker, yo un día
descubro en un libro de Marta, que tiene más de 80 libros —se ha dicho
una cantidad de libros que no se puede creer—, descubro—te decía— que es
psicóloga y digo, pero cómo ¿psicóloga?, y en este evento que hizo lo
volvió a repetir.
Marta entró a nuestras vidas, digo en
Cuba, como una filósofa o por lo menos esa es la impresión que uno tenía
con aquel libro que nos enseñó y que era casi un manual para estudiar
el marxismo
Marta: Los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico
§ Arleen: Exacto
Marta: Claro, porque lo que pasa es que
yo estudié Psicología; y fui a Francia, y en Francia fue donde descubrí
el marxismo y me apasionó.
Yo era una católica militante, dirigente
de la Acción Católica Universitaria. Cuando llego a París iba casi
todos los días a la Iglesia, y mi gran preocupación eran los pobres,
entonces cuando descubro que el marxismo me explica por qué existen
pobres y ricos. Eso me apasionó.
Además, mi profesor fue Luis Althusser, y
en ese momento Althusser estaba empezando a ser uno de los filósofos
más conocidos en Europa, y para mí ha sido mi padre espiritual en mi
conversión al marxismo.
Tú sabes que yo soy muy apasionada,
entonces toda la gente piensa que yo me convierto de atea en militante y
no, yo fui siempre de familia cristiana, aunque no demasiado militante.
§ Arleen: No del Opus Dei.
Marta: No, no ¡para nada!
§ Arleen: Pero sí una religiosa practicante.
Marta: Sí, además en la época en que yo
estoy de Presidenta de la Acción Católica, nosotros empezamos a tener
relaciones con los sectores pobres. Nuestra generación, te digo mi
pololo, mi novio en aquel momento, trabajó en las minas de carbón porque
la Iglesia nos pedía que fuéramos a centros de trabajo a hacer unas
encuestas y eso fue lo que marcó mucho mi vida, yo no quería ser
burguesa.
Yo sabía que toda la gente que iba a la
universidad con inquietudes sociales terminaba siendo un burgués más,
entonces yo quería ponerme un antídoto, una vacuna contra eso, entonces
me fui a trabajar a la fábrica de pastas Lucchetti.
Después de eso, vine a Cuba como
dirigente estudiantil en el 60, cuando todavía los guerrilleros tenían
el pelo largo; y para mi, Cuba fue lo que me marcó políticamente.
Cuando trato de defender a Cuba al
volver a Chile me dice una autoridad de la Iglesia —yo era dirigente en
ese momento de la Acción Católica—: “No hables de Cuba porque pones en
peligro el nombramiento de un Cardenal”. Ahí yo empecé a distanciarme.
§ Arleen: ¿Ya había pasado Althusser?
Marta: No, no, en ese momento sus ideas eran mi primera motivación. En el 60 fue eso.
Luego, voy en el 63 a Francia y fui con
una orientación de un grupo: Jacques Chonchol, que fue ministro de
Agricultura de Allende y Julio Silva Solar…Todos ellos eran cristianos
marxistas, entonces mi primer contacto en Francia fue un cura comunista
que me indicó que a Althusser le gustaba trabajar con la juventud y que
lo contactara, y fue así que conocí a Althusser, y logré tener con él un
intercambio de casi tres veces a la semana. Vivíamos a 50 metros. Yo
vivía en un hotel en la calle Feullantines y la Escuela Normal donde
vivía y era profesor Althusser quedaba muy cerca.
Entonces empecé a estudiar bajo su
orientación y Althusser me indicó estudiar El Capital. Él decía que
había que ir al corazón de su pensamiento.
A mí Althusser me enseñó a leer
críticamente, a entender un texto, a poder ser cristiana y marxista. Yo
no tuve ese problema de la fe. Simplemente, por un proceso que sería muy
largo narrar.
Después de un tiempo dejé de tener esa
fe, pero yo siempre he dicho que hay algo común entre el cristianismo y
el marxismo; y es que el cristianismo te orienta a amar a la gente, y el
marxismo te da los instrumentos para que ese amor sea realidad;
transformes las circunstancias, transformes la sociedad, para que el
amor pueda ser real.
§ Arleen: Fíjate Marta que una de las
cosas tremendas que tú estás diciendo y que yo pienso que es lo que
terminó emparentándote tan estrechamente con Chávez, porque Chávez era
católico y marxista sin discusión. Después vamos a hablar de eso; pero
uno se pregunta también, escuchándote; en qué momento y quién fue el que
confrontó al marxismo con la religión que terminaron separándose cuando
los verdaderos cristianos deberían ser…
Marta: Yo creo que fue mucho una mala
lectura que se hizo. Justamente, a mí Althusser me enseñó el método para
leer correctamente; hay gente que no sabe leer. No se puede negar que
Marx habló de la religión como el opio del pueblo y eso fué lo que
tomaron los ortodoxos del marxismo para negar la religión, pero claro,
no entienden que eso lo dijo Marx en un momento en que el cristianismo
en el campesinado en Alemania, en el campesinado europeo, impedía que
esa gente se incorporara al proceso de cambio. Esas circunstancias
explican que Marx haya señalado el cristianismo como el opio del pueblo.
Yo coincido con Tomás Moulián, por ejemplo, en que las telenovelas que
se transmiten por los medios audiovisuales son el opio del pueblo de
hoy.
§ Arleen: Y el hecho de que sean
adormecedoras, porque lo son, de voluntades, o de movilización como las
telenovelas, no quita el derecho de la gente a verlas o disfrutarlas, el
asunto es hacerlo críticamente.
Marta: No, además, hay telenovelas y telenovelas
§ Arleen: Claro
Marta: A mí me encantan y me acuerdo
siempre que Faride Zerán, una compañera que trabajó conmigo en Chile Hoy
cuando fui directora de la revista, siempre me decía: “Mira, sería
mucho más productivo que hiciéramos telenovelas revolucionarias”,
porque, evidentemente, una telenovela bien hecha puede transmitirte
cantidad de valores o contravalores. Todo el asunto es como tú la
enfoques ¿no? Yo llamo a los escritores y a las personas inclinadas a la
literatura a escribir telenovelas.
§ Arleen: ¿Tú quieres que yo te confiese
un secreto, cuando descubrí tu libro sobre Los elementales del
materialismo histórico me decía por qué esto no cayó en mis manos cuando
estaba en la Universidad, hubiera entendido todo, porque en ese
esfuerzo también sale la sicóloga, la que trata de enseñar
Marta: Pedagoga, te diría yo
§ Arleen: Ok, también
Marta: Yo tengo una gran vocación
pedagógica y creo que es una herencia familiar, porque fíjate, mis
tatarabuelos fueron los primeros profesores normales que vinieron de
Alemania a Chile a fundar las Escuelas Normales. Mi padre, que era
ingeniero, tenía una gran capacidad pedagógica y yo cuando chica decía
que él tenía que ser Presidente de la República, porque explicaba las
cosas tan claramente.
Entonces; tengo una vocación pedagógica
real y creo que la descubrí fundamentalmente con este libro en el que
traté de exponer en forma sencilla el pensamiento de Althusser. Y, a
pesar de que, Althusser es un filósofo muy complicado, yo hice el
esfuerzo.
Un grupo de latinoamericanos que estaban
en París me invitó a hacerles un curso sobre Materialismo Histórico, y
las notas de ese curso se transformaron luego en este libro, que nunca
pensé, ni creo que nadie, ni Orfila que lo público en Siglo XXI; que iba
a transformarse en el manual que fue. Un manual que se introdujo en las
universidades en un momento en que se abrió la Universidad a la cátedra
de Marxismo, porque antes no existía; y entonces los manuales
soviéticos no convencían. El único manual que era más potable, digamos,
para introducirlo en la Universidad era el mío.
Confieso que en las primeras ediciones
cometí el error de poner preguntas de control, de memorización, luego de
cada capítulo; pero viendo sus resultados negativos: memorización en
lugar de comprensión; decidí eliminar dichas preguntas y dejar sólo
aquellas que implicaba reflexión. Eso fue en la edición del 85 donde
además amplío mucho el contenido del texto agregando capítulos y
reestructurándolo.
Arleen: Esa es la edición que yo conozco, la del 85…
Marta: Tú tienes la edición donde hay un
capítulo largo sobre transición y donde pongo preguntas solo de
reflexión, además de una introducción que dice el marxismo es un
antidogma, y cuento un poco, digamos, el aporte de Althusser en mi
proceso. Entonces yo fuí su divulgadora en un lenguaje asequible.
Yo comencé a escribir tarde: ya tenía
26, 27, 28 años y no había escrito nada. ¿Cómo empezó la cosa? Porque
traduje dos libros de Althusser, para tener dinero para vivir en París.
Empecé por La Revolución Teórica de Marx, que en francés se llamaba Pour
Marx. Además de la traducción hice una introducción y se la mostré a
Althusser, y este me dijo: “Oye, tú has puesto en un lenguaje tan
sencillo esta introducción”. Me has interpretado muy bien y en forma muy
sencilla. Y claro, ¡por supuesto que no pudo ceder a la tentación de
agregar algunas cosas Y luego me dice que tengo que hacer un libro con
él y Etienne Balibar, que era su colaborador más cercano. Lo interesante
es que me invitó, no por ser una intelectual, sino para que pusiera en
palabras sencillas lo que ellos pensaban.
Ese proyecto por desgracia no se pudo
implementar, hasta me empezó a pagar Masperó para hacer ese libro —eso
fue el último año que yo estuve en París, pero Althusser cayó en una
depresión muy grande que le impidió trabajar y no se pudo hacer.
Entonces yo decidí devolverle el dinero que me había pasado Masperó. Él
no podía creerlo.
§ Arleen: Masperó, la editorial, digo esto para quienes no la conocen.
Marta: La editorial francesa, sí. Cuando
voy a Masperó y le digo que le devuelvo el dinero él me dice que nunca
había tenido a alguien que le devolviera dinero. Finalmente quedamos de
acuerdo en que yo —con mis notas sobre el materialismo histórico— haría
un libro sobre el tema.
Cuando Althusser se mejoró, le dijo a Masperó que ese libro no se podía publicar en Francia, porque yo había tenido acceso a textos que él todavía no había publicado. Menos mal que estuvo de acuerdo en que lo publicara en América Latina.
§ Arleen: Bueno, pues un libro que todavía aquí no se consigue.
Marta: Este libro estuvo vetado aquí para que sepas, por eso es que tú no lo conociste en su primera época.
§ Arleen: No sé quién me dio esa
edición, quizás cayó en mis manos para los 90, pero sé que es la edición
del 85, pero aquí sí se hicieron varias ediciones…
Marta: ¿Se hicieron? Yo no conozco ninguna hecha en Cuba, me encantaría ver alguna.
§ Arleen: Entonces la que yo tengo no es
cubana… Yo estaba casi segura que lo habíamos editado aquí, pero además
una edición del papel menos bueno una edición bastante sencilla.
Marta: Es que hubo muchas ediciones, y varias piratas.
§ Arleen: Hablábamos de Marta sicóloga que de repente a lo que se dedica es educar respecto al marxismo
Marta: Y que después hice una coleccioncita de cuadernos de educación popular.
§ Arleen: Ya tenías desde el principio la idea de la educación popular
Marta: Te decía que este libro lo hice
para trabajadores, para gente sin formación académica y al hacer clases
con él me di cuenta que había algunos aspectos que eran más complicados,
entonces decidimos con Gabriela Uribe a hacer esta pequeña colección.
Antes con Allende empezamos con Gaby a
hacer unos pequeños textos: “¿Libertad para quién?”, “Democracia para
quién”, porque la oposición atacaba a Allende y decía que venía la
dictadura, el totalitarismo; uno sobre medios de producción, medios de
consumo para decirle a la gente no le van a quitar el refrigerador, no
le van a quitar el carro, eso no tiene nada que ver con el marxismo.
Y esos libritos se empezaron a hacer
luego con dibujitos pero los trabajadores, cuando íbamos a los
sindicatos con estos textos con dibujos, nos decían “Nosotros somos
grandes, nosotros no necesitamos muñequitos, háganos libros”, y ahí
surgió esa colección de libritos. Esta tarea me apasionó. Ver cómo podía
llegar a la gente con una cosa fácil. Mi pasión es como llegar con las
ideas sencillas a la gente.
§ Arleen: Claro, pero digo ahí empezó ya la vocación…
Marta: La divulgación o educación
popular, claro, y como además militaba en el Partido Socialista cuando
Allende, nosotros hacíamos reuniones con campesinos y con obreros. Yo
había tenido antes la experiencia de las cátedras universitarias, y en
la cátedra universitaria era una discusión eterna: un grupo me tildaba
de reformista porque era de la Unidad Popular, el MIR me criticaba.
Los trabajadores aprendían para aplicar
de inmediato, entonces a mí me apasionó ese trabajo con los sectores,
digamos, que no tienen una formación académica, y por eso es que yo te
corrijo; yo no soy muy nombrada ni citada por los académicos, los que me
conocen a mí son los militantes y los partidos políticos.
§ Arleen: Si, es más bien de base es cierto, pero creo también que en la Academia se ha respetado mucho tu nombre
Marta: Búscate algún libro de un intelectual que me cite. Es difícil encontrar uno.
§ Arleen: Verdad?
Marta: Sí, porque para ellos lo que digo son cosas demasiado sencillas.
§ Arleen: Bueno, vamos a hacer otra
pausa acompañándonos de Chávez como si estuviéramos ahora mismo allá en
Venezuela y él está cantándonos. Esto tiene una explicación más
profunda, ya lo verán cuando hablemos un poquito de los recuerdos que
Marta está activando en su paso por aquí por La Habana.
Conversamos esta noche con Marta
Harnecker a la Luz del Recuerdo. Antes de que aparezca tu libro de Los
fundamentos teóricos del materialismo histórico…
Marta: Los conceptos elementales del materialismo histórico.
§ Arleen: Tú me corriges un poco la
plana en cuanto nunca fuiste citada por académicos, sin embargo todas
las referencias a ti que se podían encontrar en los años en que yo me
acerco a Marta Harnecker eran alusiones a una persona muy respetada en
el ámbito de la filosofía, quizás por eso de la Educación Popular,
ahora, tú entras al mundo del Partido Socialista de Allende muy joven y
empiezas, decías, a trabajar para educar un poco a los trabajadores de
acuerdo al momento climático que estaba viviendo ese país, ¿no empiezas
así?
Marta: Cuando entro al Partido
Socialista me encargan de la formación política de la militancia y
nosotros en la campaña habíamos empezado a hacer cosas. En ese momento
no existían los videos, usábamos diapositivas. Íbamos al campo a hacer
campaña electoral con las diapositivas sobre la historia del movimiento
campesino, esa era la primera cosa y después de ahí empezamos a hacer
los libros. Las diapositivas habían sido elaboradas por Orlando Lüber y
Gastón Ancelovici.
§ Arleen: Claro, recuerdas ese momento
como algo clave para lo que fues después la evolución de tu pensamiento.
Pero pasando a otro tema, en este libro que acaba de ganar El Premio
del Libertador al Pensamiento Crítico en el 2013 hablabas de Chile como
el laboratorio del neoliberalismo y todo lo que ocurrió allí en la época
de Pinochet, etcétera pero antes de eso hay un momento de ebullición,
de efervescencia que parece ser el principio de lo que vendría después
para América Latina
Marta: Claro, yo digo que el Chile de
Allende fue el precursor en el siglo XX del socialismo en el siglo XXI,
porque Allende fue el primero que trató por vía pacífica de ir
construyendo la nueva sociedad. Ahora me acabo de enterar —porque he
estado estudiando y visitando Kerala., un estado Indio—, que en ese
estado, en el 56, se había elegido por vía pacífica un gobierno
comunista, este gobierno no era presidencialista, pero en todo caso sí
había habido esa experiencia de marxistas en el gobierno que nosotros no
conocíamos.
A mí me parece muy interesante cómo
Allende ya planteó la necesidad de repensar el socialismo si este se
daba por la vía pacífica. Decía y que tenía que ser un socialismo “con
vino tinto y empanadas”, dos cosas típicamente chilenas. O sea, un
socialismo que se enraizara en las tradiciones nuestras. Allende
entendió muy bien que para hacer este tránsito desde la
institucionalidad heredada tú tenías que tener a la mayoría del pueblo a
tu favor, y no se si la izquierda entendió eso.
§ Arleen: La participación… Tú insiste
mucho en la participación, que es el signo que distingue el socialismo
latinoamericano de las experiencias europeas.
Marta: O sea, que este socialismo tiene que construirse con la gente y que tiene que tener un apoyo mayoritario.
§ Arleen: ¿No debería ser todo socialismo eso?¿No fue eso lo que falló en Europa?
Marta: Yo creo que sí. Hay que entender
por qué de un día para otro ese sistema colapsó, y yo la explicación que
tengo es que la gente no se sentía dueña de ese proyecto de sociedad,
porque no lo defendieron como uno piensa que se defiende algo si uno se
siente dueño se eso.
Pero yo digo que a veces se echa por la
borda aquello bueno que tuvo, y algo de bueno debió tener. De repente tu
empiezas a criticar el socialismo como si nada bueno hubiese existido,
claro que existió, y toda la izquierda mundial y las fuerzas
progresistas miraron como una esperanza esa sociedad que empezó a
eliminar las desigualdades para darle oportunidades a la gente más
pobre, que se preocupó de dar becas, de la educación, de la salud, una
serie de cosas. Además, hubo un salto en el desarrollo económico enorme
comparado con la pobreza que existía en la Rusia pre‑revolucionaria.
Entonces evidentemente que hubo desde el Estado soluciones a lo que
llamamos democracia social, pero el tema es que eso transforma al pueblo
en receptor de soluciones del Estado y no te desarrolla a las personas.
§ Arleen: Son objeto y no sujeto…
Marta: Y no sujeto, no te desarrolla la persona; la persona no crece, no se siente dueña, no se siente protagonista
§ Arleen: Exacto.
Marta. Y lo que queremos es eso, y como
hay grandes debilidades en el tránsito institucional hacia la nueva
sociedad, porque tú no tienes el poder del Estado que se tiene cuando se
hacen revoluciones en que se destruyen el aparato del Estado como
fueron las revoluciones clásicas, estas transformaciones necesitan más
todavía este apoyo popular. Yo siempre digo que Lenin aún con esa
revolución armada que produjo la destrucción del aparato del Estado, lo
primero que hizo cuando triunfó en un país campesino, fue abandonar el
programa agrario radical que tenía el Partido Bolchevique, y asumir el
programa socialista revolucionario para el campo que los campesinos
apoyaban, porque sabía que para hacer una revolución y consolidarla
requería el apoyo de la inmensa mayoría de la gente.
§ Arleen: Ganarse, ganarse a la gente
Marta: Así es, y mucho más en la vía
pacífica se requiere esto, y entiendo que es Arrate quien dice que la
izquierda chilena fue demasiado ortodoxa para el proyecto heterodoxo de
Allende. Porque mucha gente de izquierda pensaba que aún en Chile el
momento insurreccional iba a venir. Muchos de la izquierda decían que
éramos reformistas los que pensábamos en la vía pacífica. No fuimos
capaces de entender la importancia de la amplitud, éramos sectarios:
como nosotros creíamos tener la verdad de las ideas revolucionarias, los
demócratas cristianos que eran centro izquierda y que eran nuestros
aliados, fueron transformados por nosotros en nuestros enemigos. Fuimos
muy sectarios con ellos.
§ Arleen: Claro, porque esto es como un virus genético que tiene la izquierda: el sectarismo.
Marta: Bueno, especialmente en la
izquierda vanguardista de nuestra época: los comunistas y todos los
marxistas leninistas digamos, que veníamos de la formación del partido
de vanguardia, el partido que tiene la verdad, ¿no es cierto? teníamos
que transmitir nuestra verdad a la clase obrera, al campesinado.
Criticar lo que hicimos no niega la necesidad de tener un instrumento
político. Es fundamental tener un instrumento político. Estamos viendo
en Europa, en América Latina insurrecciones espontáneas que no llevan a
nada, se derrumban por falta de conducción política.
§ Arleen: Defiendes que lo que hay es un “toma y daca”, no es un “daca” solamente
Marta: Tiene que haber un instrumento
político, a mí me gusta la palabra instrumento, porque el partido debe
ser el instrumento adecuado a cada realidad; y eso era lo que no
hacíamos nosotros, que tomábamos el modelo bolchevique de partido, que
fue bueno para la Rusia zarista; y lo aplicábamos en Chile donde había
una democracia liberal burguesa.
§ Arleen: Claro.
Marta: Yo te confieso que yo llegué en
Chile con las normas de clandestinidad que se usaban en España en la
época de Franco, y hacíamos reuniones clandestinas en una democracia.
Eso es un poco ridículo, no, pero bueno, así era.
§ Arleen: Nunca se pudo desprender el
partido de esas prácticas efectivamente, y ahí hay la confrontación
también de quienes estaban más radicalizados en ese pensamiento.
Marta: O sea, la izquierda estaba confrontada.
§ Arleen. Yo insisto en todo esto porque
me encanta tu vida personal y seguirle la ruta y todo eso que le va a
encantar a muchos de nuestra audiencia, pero estoy desesperada como
periodista por saltar a quién sigue siendo motivo incluso de polémica
dentro de la izquierda. ¿Quién fue el que inventó el término “socialismo
del Siglo XXI”?
Marta: No fue Chávez
§ Arleen: No fue Chávez, fue Marta Harnecker
Marta: No. Te quiero decir que en Chile
en el 2000 Tomás Moulián —un sociólogo de izquierda excelente— publicó
un libro que se llama El socialismo del Siglo XXI: la Quinta Vía, y eso
no se sabe…
§ Arleen: ¿Por qué Quinta?
Marta: Debe haber usado esa palabra en contrate con la Cuarta Internacional.
§ Arleen: Okay, ya, ya…
Marta: Pero, bueno te digo eso porque
aquí, en Cuba, se cree que Heinz Dietrich fue el creador, porque
Dietrich se declara el autor…
§ Arleen: ¿Se auto adjudica la autoría?
Marta: Se adjudica esa autoría y no
tienen nada que ver los planteamientos de Dietrich con el socialismo del
siglo XI concebido por Chávez. Dietrich es diríamos muy …
§ Arleen: ¿Tecnocrático?
Marta: Tecnocrático, exactamente, lo contrario del planteamiento del socialismo como algo construido por la gente, lo contrario del protagonismo popular. Hubo personas que nos dijeron que era mejor no ponerle ese nombre al socialismo, porque ese nombre ha sido rechazado acá en Cuba, por eso, en relación con Dietrich. Pero nosotros pensamos que sí es importante mantener el nombre porque quien acuñó el término —yo distingo entre quién lo usó por primera vez y quien acuñó et término—. Fue Chávez quien lo acuñó.
Arleen: Quien levantó esa bandera…
Marta. Dicen, no sé si es cierto o no
que Fidel le había recomendado no hablar de socialismo ya que esta
palabra tenía una fuerte carga negativa y que Chávez, a pesar de eso,
decidió usarla.
§ Arleen: Por la guerra mediática y todo eso, claro
Marta: Sí, y que Chávez decidió hacerlo
porque Chávez cuando se proponía una cosa la hacía. ¿Y qué hizo él desde
el momento que asumió esa palabra que ya estaba quemada?: le puso
socialismo del Siglo XXI para diferenciarlo de las prácticas del
capitalismo de Estado, de la dirección de arriba hacia abajo… Él critica
esas cosas y se dedicó desde que empezó a usar el término a hacer
pedagogía popular en todas las intervenciones que hacía, que eran muchas
en la semana y muy largas. Él explicaba con ejemplos prácticos_ “Bueno
mira, esto es el capitalismo” y mostraba lo que podría ser la solución
socialista, y a pesar de tener una audiencia en Venezuela era contrario
al socialismo, después de algunos años más de la mitad de la población
acepta como una cosa positiva el socialismo.
§ Arleen: Algo natural …
Marta: Natural, exactamente, y solución
de los problemas que este monstruo que provoca todas estas desigualdades
provoca: el capitalismo neoliberal.
§ Arleen: Claro, porque cuando Chávez
llega a la presidencia año 1999 ya no es un fantasma el que recorre el
mundo, son un montón de fantasmas porque al fantasma original del
comunismo se le une todo el fantasma del derrumbe y del fracaso.
Marta: El neoliberalismo estaba en auge
en América Latina, nadie pensaba y de hecho yo escribí un libro: La
Izquierda en el Umbral del Siglo XXI, que fue publicado acá como
Haciendo Posible lo Imposible, en el 99. En ese momento estaba empezando
el proceso en Venezuela, todavía Chávez no se había revelado bien, yo
planteo que no se ve en el horizonte una posible revolución y ¡mira como
cambio el mapa de América Latina! Hace diez años era completamente
distinto.
§ Arleen: Claro, vamos a hacer otra pausa, seguimos cantando con Chávez
§ Arleen: Marta Harnecker, A la Luz del Recuerdo, chilena, cubana, escritora, sicóloga, periodista también.
Marta: No socióloga, periodista sí, por
afición, porque yo dirigí la revista política Chile Hoy. Era una revista
tipo tabloide y tenía dos o tres páginas de entrevista a algún
personaje, entonces ahí empecé a iniciarme de entrevistadora con un
excelente periodista uruguayo, no me preguntes el nombre ahora porque
tengo una memoria limitada dada mi juventud acumulada (González Bermejo)
y descubrí mi vocación periodística en un proceso revolucionario como
era el chileno. Era un momento apasionante, además la revista tenía
característica de poner en palabras sencillas estudios de intelectuales
de izquierda que no llegaban a la gente.
§ Arleen: Era una revista teórica
Marta: No, era una revista política
normal que sacó de los cajones de los intelectuales trabajos que eran
interesantes para entender el proceso, y los transformaba en artículos
atractivos al lector.
§ Arleen: En ese sentido era una revista
teórica, quiero decir tipo Tricontinental, cosas así, que publica los
originales de los intelectuales del momento, de los políticos…
Marta: Pero era una traducción periodística de esos artículos.
§ Arleen: Ah, se simplificaban, se editaban
Marta: Claro, y además poníamos el
micrófono al pueblo, o sea, nos íbamos a los cordones industriales.
Cuando había huelga en una mina del cobre, o en el salitre, allí
estábamos nosotros, allí estaba yo como directora. Tenía un buen
subdirector que era el que hacia la edición y toda la cosa burocrática, y
yo me dedicaba a entrevistar con Faride Zerán que ahora es decana de la
Facultad de Periodismo de la Universidad de Chile.
§ Arleen: Una gran periodista…
Marta: Extraordinaria periodista, claro,
entonces era muy jovencita. Entonces me apasionó el periodismo. Además
nuestro criterio era que en la revista, las críticas que hubiese al
proceso las hiciera la gente. Muchas veces los periodistas hacen
críticas, en un sentido es muy fácil criticar. Intelectualmente uno
encuentra siempre cosas que son imperfectas, pero es distinto que un
intelectual critique, a que la gente te diga cómo está sintiendo los
errores del proceso.
Fue una experiencia muy linda, y la
revista llegó a ser respetada también por la oposición, porque ésta se
quería informar y esa información la encontraba en nuestra revista. Creo
que uno de los grandes problemas que tenemos con el periodismo en los
procesos revolucionarios es que no sabemos hacer periodismo desde el
gobierno; hacemos propaganda, no informamos.
§ Arleen: Exacto.
Marta: No permitimos que el periodismo
te sirva para alertar, para divulgar lo bueno y también mostrar lo malo,
y permitir que se corrija el proceso. Eso es lo que me apasionó a mí.
Bueno en un momento, hasta nos vetó el
gobierno, porque hicimos entrevistas a los huelguistas del Cobre. Los
demócrata-cristianos huelguistas tenían algunas cosas correctas, errores
nuestros del sectarismo y nos pareció que eso debía estar presente en
nuestra revista. Y qué paso? Codelco , luego de haberse comprometido a
comprar para repartir el triple del tiraje habitual; logró que se
evitara su divulgación y que se recogieran revistas de los kioskos . Esa
experiencia fué muy importante, y por supuesto que entrevistamos a
Allende, a Corvalán, a Maira, a Miguel Enríquez.
§ Arleen: ¿Cómo era Allende?
Marta: Allende era muy buena gente. Te
puedo contar una anécdota de Allende. Estábamos haciéndole la entrevista
y había que servir agua o algo, y había que poner hielo en los vasos y
yo no vi la cuchara para el hielo y llegué y pesqué con la mano el
hielo, entonces él me dice: “Marta, ¿te estás lavando las manos?”. El
era así, muy sencillo.
§ Arleen: Digamos, comparándolo con otros líderes latinoamericanos, más Mujica, más Chávez
Marta: Bueno yo a Mujica no lo conocí,
lo encuentro maravilloso, y Chávez para mí de los que yo conocí, el
primer presidente que entrevisto es a él. Antes entrevisté a varios
líderes de las guerrillas. Bueno a Tabaré Vásquez antes de que fuera
presidente, cuando era Intendente de Montevideo, y dirigentes de las
guerrillas de El Salvador, de Guatemala, de Colombia, pero no había
entrevistado a ningún presidente, entonces yo iba con mucho susto. La
verdad es que me empujaron mis amigos para que hiciera la entrevista… En
general yo aparezco muy segura, pero no creas, soy tímida en el fondo.
Me decían: “¿Cómo no lo vas a entrevistar si vas a Venezuela, a mí me
había invitado la juventud. Fui a Venezuela para dar unas charlas sobre
cuestiones sobre Presupuesto Participativo, porque yo había hecho el
libro sobre la experiencia de Porto Alegre y MEPLA el documental. Porto
Alegre era como el modelo, y era copiados en varios países y a mí me
invitaban a dar charlas como si yo fuera la experta del proceso, a mí me
daba risa porque yo solo había puesto el micrófono. La verdad es que
aprendí mucho poniendo el micrófono.
Ahora puedo contarte la historia de cómo llegué a Chávez.
Primero, yo estaba haciendo esto
libros-testimonios acerca de cinco experiencias de alcaldías del PT de
Brasil, alcaldías de protagonismo popular, así las llamaba yo. Conocí a
un alcalde de Caroní, en la región del Orinoco en Venezuela, quien me
invitó a hacer un libro testimonio sobre dicha alcaldía, y en ese
momento ya había ganado Aristóbulo Istúriz, el actual vicepresidente de
la República, en la alcaldía de Caracas. Él es un dirigente
extraordinario, muy carismático …
§ Arleen: Y que también es educador popular…
Marta: Claro, es educador e hizo una
experiencia muy interesante participativa en Caracas. Yo estaba haciendo
entonces unos libros-testimonio sobre alcaldías de protagonismo popular
y estas dos personas militaban en la Causa R, que después fue la Patria
para Todos.
§ Arleen: El PPT…
Marta: Muy interesante experiencia la de
ellos, la de Maneiro, que fue un intelectual venezolano, que fue el
primero que dijo que la democracia que tenemos que construir, no es
simplemente agregar a la democracia política liberal burguesa la
democracia social, el ingrediente social: salud, educación, etcétera,
sino tenemos que transformar la democracia misma mediante el
protagonismo de la gente. Él decía que era muy distinto que una
pasarela, o sea, un paso de nivel en una avenida, sea una conquista de
una comunidad que se organiza para lograr la pasarela, a que el Estado
llegue y decida, bueno, aquí hay que poner una pasarela.
Maneiro influyó mucho en esta gente, yo
creo que influyó en la Constitución Bolivariana que es la primera
constitución en el mundo en que se plantea el protagonismo de la gente,
es decir, que la gente se desarrolle humanamente a través del
protagonismo.
En algunas constituciones está presente
la participación, pero no esa afirmación de que el desarrollo humano se
logra a través de la práctica revolucionaria. Marx decía que al cambiar
las circunstancias, te vas cambiando a ti mismo al mismo tiempo, que es a
través de las luchas que los trabajadores se van liberando de ese
“estiércol del pasado”, de la cultura heredada.
§ Arleen: Se va limpiando…
Marta: Se va limpiando con la práctica,
con las luchas, con las conquistas de la clase obrera organizada. Para
mí la Cauda R era el futuro de Venezuela, era el partido de nuevo tipo.
Maneiro decía que el partido debía construirse donde hay movimiento.
Ellos iban donde estaba la gente: en las industrias de Guayana, en la
universidad en ese momento y entre algunos intelectuales. Después
desaparece el movimiento en la universidad, entonces se prioriza
fundamentalmente trabajar donde hay movimiento, en algunos barrios de
Caracas, en la empresa metalúrgica Sidor. Es muy interesante la relación
instrumento político-movimiento social que plantea Maneiro.
§ Arleen: ¿Ya Chávez estaba…?
Marta: Espérate, espérate, en ese momento Chávez acababa de salir de la prisión.
§ Arleen: Estamos hablando del año 94, 93
Marta: 1994.En eso estaba yo cuando
Chávez aparece en Cuba, antes de ser candidato a presidente, y hace un
discurso en la Universidad. Entonces yo no conocía a Chávez y quedé
maravillada con su discurso. Cuando veo que cita a Neruda, uno piensa
que eso es cosa de un intelectual, no de un militar. Por ejemplo,
Pinochet era un militar totalmente ignorante. Y veo a este militar
venezolano que tiene una visión tan enorme… Hace poco que oí ese
discurso de nuevo y si tú lo oyes, verías cómo ya en el 94 Chávez
vislumbraba una cantidad de cosas. Entonces yo le escribo a la Causa R, y
ahí está la carta, les digo: compañeros este es el líder de Venezuela,
ustedes tienen que trabajar en lo local y apoyar a Chávez como principal
líder.
§ Arleen: Si, y sobre todo el prejuicio contra un militar— lo que tú decías—, ese prejuicio estaba en toda América Latina.
Marta: Claro, aunque la Causa R en el 92
y Maneiro tenía la idea de que el aspecto militar era fundamental,
Maneiro venía de una guerrilla y había visto la necesidad de la vía
institucional. El hablaba que una pata de la mesa tenía que ser la
militar. Chávez consideraba que no se debía hablar de pata militar, sino
de movimiento cívico‑militar. Esa es quizás la diferencia que en ese
momento se ve entre ambos. Yo estuve leyendo el libro de Ramonet sobre
Chávez y ahí explica esta cosa.
§ Arleen: ¿Sí?
Marta: Yo descubrí a Chávez cuando vino a
Cuba. No recuerdo bien cuándo le envío el libro que había hecho en Cuba
sobre el Partido de los Trabajadores de Brasil, que es un
libro‑testimonio donde yo entrevisto a Lula y a los cuatro o cinco
primeros mosqueteros que fundan el PT, muy interesante. El libro se
llama El sueño era posible, porque la verdad que el PT en los inicios
era una maravilla, después se ha burocratizado mucho y tiene varios
problemas. Entonces le escribo a Chávez y le digo: “Comandante, si
quiere yo le hago una entrevista sobre su movimientos (el MBR 200
Militar). Le envié el libro creo que con Pablo Medina en 1994 y nunca
más supe qué pasó.
Cuando triunfó Chávez en Venezuela yo
escribí cómo se veía un poco la cosa en este país en el libro que estaba
redactando La Izquierda en el Umbral del Siglo en 1999.Me tenté y pongo
aquí lo que entonces escribí: “Luego de comprobar el indudable avance
institucional de la izquierda latinoamericana en varios países, no
quisiera terminar este punto sin señalar los enormes desafíos que se le
plantean en este terreno, entre ellos: cómo ser al mismo tiempo un
partido de gobierno sin dejar de ser un partido de lucha; cómo evitar
caer en las prácticas políticas tradicionales y lograr diferenciarse de
los demás partidos políticos frente a una opinión pública cada vez más
escéptica de la política y de los políticos; cómo usar los espacios
institucionales para fortalecer y no debilitar al movimiento popular;
cómo evitar que sus cuadros no sean cooptados por el sistema; cómo
lograr ser más que meros administradores de la crisis.[1]”
Voy a Venezuela después del golpe. Antes
del golpe iba a ir, yo había sido invitada por el Instituto de la
Juventud para hacer un recorrido por el país, pero por la improvisación
de ellos, en lugar de programar y avisarme se aparecieron en mi casa el
día anterior al golpe —por supuesto que no sabíamos nada de eso— y me
dicen: “Vámonos mañana a Venezuela”, pero eso era imposible porque, como
yo no había recibido señales de ellos, ya me había comprometido con
otra gente. Si no fuera por eso hubiera llegado justo el día del golpe.
Luego del golpe, aprovechando que había
sido invitada por el alcalde de Guacara para ir a Venezuela a hablar del
presupuesto participativo, mis amigos me insisten que aproveche de
entrevistar a Chávez y fue así como decido enviarle con el embajador
venezolano, Germán Sánchez un cuestionario para Chávez, pero no pasa
nada. De repente recibo una llamada de parte de su Secretaría “Marta, el
presidente dice que te vengas mañana para acá porque quiere hablar
contigo”. Yo asocié esa llamada al cuestionario que le había mandado a
través del embajador. Y le digo: “Mira, aquí no hay vuelo todos los
días, yo me voy a ir lo antes posible” Me fui el sábado. El programa Aló
Presidente es el domingo y me invita a asistir a ese programa como te
invitó a ti y a un grupo de periodistas, nos llevaron en un avión que
partía al Vigía cerca del Estado de Mérida. Nos subimos los periodistas
al avión, y entra Chávez y se dirige a mí y me dice “Maaarta!!!”, parece
que alguien le había dicho algo de mi libro La Izquierda en el Umbral
que tiene en la contraportada la explicación de por qué la política es
el arte de hacer posible lo imposible. Chávez me saluda y le regalo ese
libro.
Al bajarnos del avión me invita a irme
con él en el jeep, él manejando. Yo iba con un equipo de audio bastante
grande semi profesional de grabación que me había conseguido Piñeiro. Lo
llevaba por si acaso, pero el repuesto de baterías del equipo estaba en
una maleta que no iba con nosotros. La anécdota que contaba ayer
Alarcón es así. Íbamos yo y él en el jeep, entonces me empieza a hablar
de la historia, y le digo, “Oye, perdona, yo voy a grabarte”. Y así lo
hice, pero llegamos al Vigía y en ese momento a mí se me acabaron las
baterías, pero decidimos seguir conversando sin grabadora. En ese
momento le pregunto qué le pareció el cuestionario que le envié y me
dice que no sabe nada de cuestionarios, que no ha recibido nada.
Después, cuando yo ya trabajo como asesora de él en el Palacio de
Miraflores, me doy cuenta de la cantidad de papeles que le llegan
diariamente y que él no tiene capacidad de analizar todo, porque además
es alguien que cuando te da una entrevista lo toma con calma, dedica
mucho tiempo a ella. Cuando un Presidente da una entrevista, da 10
minutos a una persona, pero como él era tan humano extendía las
entrevistas. Si tú fueras racional dirías tiene que cortar, pero era la
forma de ser de él.
Descubro que él no me ha invitado por la
entrevista que yo quería hacerle, sino porque había hecho lo que
justamente dijo Germán Sánchez: tenia los libros que le habían dedicado y
como estaba el tema de las elecciones en Brasil de Lula, él había
pedido que le reuniera todos los libros acerca de Brasil y ahí descubrió
o redescubrió mi libro sobre el PT y la dedicatoria que le puse sobre
la posibilidad de entrevistarlo, y dijo: “Bueno, que Marta venga a
entrevistarme.” O sea, que mi cuestionario no tenía nada que ver con la
invitación que recibí. Así fue como se inició una entrevista que se
transformó en el libro Un hombre, un pueblo que también fue publicado
acá y queremos republicar de nuevo porque eso fue publicado en el 2003,
¡imagínate ahora todos los jóvenes que no tienen idea de eso!
La entrevista duró como 18 horas, pero
en distintas circunstancias y en una de esas circunstancias él me invitó
a ir en el helicóptero a Orchila y entrevistarlo en el vuelo porque
íbamos a ir a la casa presidencial que existía en esa isla donde él a
veces iba a descansar con su familia. El me dice: “Tú me entrevistas en
el helicóptero porque allá no; ese lugar es sagrado, yo tengo que
dedicarme a mi familia”. Pero tuve la suerte de que hubo un problema
climático y el helicóptero con la hija se tuvo que volver, entonces tuve
la noche para entrevistarlo. Y cuando se terminaron parte de los temas
de la entrevista seguimos conversando y yo aproveché para transmitirle
—sin grabadora— las inquietudes de la gente de izquierda, las críticas
que había sobre su gobierno.
Y durante las 18 horas de la entrevista
siempre traté de que hubiera un espacio para transmitirle la opinión de
la gente. Luego, en un momento que estamos terminando la entrevista, me
acuerdo que estábamos en Mérida y estaba la hija chiquita de él tomando
leche en un pomo, ya tenía tres años o algo así, él estaba separado de
la mujer y en ese contexto me dice: “Marta yo quiero que tú vengas a
trabajar conmigo, yo quiero una persona crítica a mi lado.
En ese momento yo estaba empezando mi
relación con mi compañero actual, Michael Lebowitz, y ante esa
invitación yo dudé en responder porque ya habíamos planeado con Mike
pasar la mitad del año en Cuba y la mitad del año en Canadá. Yo creo que
Chávez percibió la duda y no me forzó a nada, sino que me dijo: “Marta
ven y vas, y así estuve durante un año yendo y viniendo hasta que
Michael se liberó de la Universidad y pudo irse conmigo a Venezuela y
ahí estuvimos. Me nombró la coordinadora asesora. ¡Imagínate!, yo, que
no tenía ninguna experiencia de gobierno. Hice lo que pude, pero al año
le dije: mira yo creo que realmente esto me queda grande a mí. El
insistió que siguiera.
La verdad es que no éramos asesores, en ese sentido yo quedé un poco frustrada. No hubo nunca un diálogo del grupo de asesores con él para intercambiar.
La verdad es que no éramos asesores, en ese sentido yo quedé un poco frustrada. No hubo nunca un diálogo del grupo de asesores con él para intercambiar.
¿Qué hacíamos nosotros? Escribirle y le
decíamos: “Mira pensamos que tienes que decir esto, hacer esto, o, está
pasando esto.” Explicándole cómo algunos ministros estaban haciendo las
cosas mal. Yo llegué a ser peligrosa para esos ministros. Yo diría que
me rechazaba mucha gente por ser chilena, por ser mujer y por ser la
persona que tenía un telefonito con el Presidente y que le decía cosas
que los dejaban mal parados. Por desgracia Chávez que era tan espontáneo
a veces les decía: “La Marta me dijo que tú… ¡Imagínate! Ese telefonito
era maravilloso para tener un control de esa gente. En la experiencia
que yo tengo con Chávez, siempre me llamó la atención la humanidad de
Chávez —de ahí el nombre del libro: “Un hombre, un pueblo.” Y también yo
tuve esa sensación, igual que tú, de sus manos, eran unas manos muy
fuertes.
§ Arleen: Muy cálidas, al mismo tiempo muy vivas. Las manos del Ché Guevara tenían cierto parecido.
Marta: Bueno yo nunca tuve la oportunidad de verlas de cerca.
§ Arleen: Yo tampoco, pero imaginé, a
partir del libro de Aleida que recuerda su relación personal con el Ché y
dice que cuando ella y su amiga lo vieron por primera vez allá en el
Escambray, la amiga salió fascinada, y dice “¡Que hombre tan bonito!”
Pero yo no me había fijado que tenía unas manos hermosísimas. Yo a
partir de ese libro empecé a mirarle en las fotos las manos del Ché, y
es verdad que eran tremendas manos y quizás por eso se las cortaron.
Marta Harnecker a la Luz del Recuerdo.
Esta noche ni más ni menos en exclusiva los recuerdos activados. Marta
ha venido a activar los recuerdos de la gente en Cuba sobre Chávez.
Estas haciendo un libro sobre eso.
Marta: No
§ Arleen: Qué propósito hay en esto qué están haciendo en MEPLA.
Marta: En el nuevo programa de Mepla lo que queremos es profundizar sobre el pensamiento del socialismo en el siglo XXI.
§ Arleen: Rescatar las cosas…
Marta: Rescatar, por supuesto, estamos
tratando de rescatar lo que Chávez pensó sobre el socialismo del Siglo
XXI, y de hecho hay compañeros del Instituto de Filosofía que nos
contaban que están estudiando este tema. Tenemos relación con el
Instituto que estudia el Pensamiento de Hugo Chávez en Barinas,
Venezuela, que dirige Adán Chávez.
§ Arleen: ¿Qué valor tiene para el
pensamiento de Chávez sobre el socialismo del Siglo XXI las anécdotas
personales sobre Chávez que aquí en La Habana se acaban de lanzar?
Marta: Hay que acercarse al pensamiento
también con el corazón, y las anécdotas hacen que la gente perciba ese
aspecto, simpatice con el hombre y a lo mejor es más fácil desde el
amor, digamos desde la emoción, llegar luego a estudiar su pensamiento.
El partir de lo humano fue una iniciativa porque queremos acercar a la
juventud a este Programa. También queremos inaugurar una Sala Hugo
Chávez, pero todavía no tenemos el local.
§ Arleen: Hay una Marta Harnecker que
viene de la experiencia chilena, que pasa por la experiencia cubana, que
llega a la experiencia venezolana, pero transitando por la experiencia
brasileña y otras experiencias revolucionarias en América Latina. Siente
que Chávez tiene un pensamiento como para considerar que puede
articularse un programa desde el pensamiento de Chávez…
Marta: Claro, yo creo que Chávez
inaugura una nueva era en América Latina, un proceso revolucionario
distinto al cubano, un proceso revolucionario que es por la vía
institucional.
Él entendió muy bien que para avanzar
por la vía institucional tenía que cambiar las reglas del juego
institucional y por eso él cuando decide pasar de la insurrección a la
vía pacífica, hay que recordar que lo hace porque cuando recorre el país
se da cuenta que la gente no quiere la guerra, la gente quiere la Paz.
El percibe eso y dice: “Bueno, no
podemos hacer una insurrección si no tenemos la simpatía del pueblo.
Tenemos que buscar la vía pacífica; pero no ir a las elecciones por ir a
las elecciones y ganarlas, tenemos que cambiar las reglas del juego,
por eso es que su bandera para ir a las elecciones es la de la Asamblea
Constituyente y eso marcó un rumbo para otros gobiernos de América
Latina como el boliviano y el ecuatoriano que hicieron también su
Constituyente.
Entonces viene muchas veces la pregunta:
¿Y por qué no se hizo eso en el Chile de Allende? Yo insisto siempre
que tú haces una Constituyente para cambiar las reglas del juego, pero
para cambiar las reglas del juego tú tienes que tener mayoría, porque si
tú haces una Constituyente y estas en minoría y no tienes la fuerza
suficiente te sale peor, o sea, creas unas barreras muy complicadas para
avanzar. Entonces nosotros en Chile nunca tuvimos una clara mayoría; de
hecho las últimas cosas daban siempre cuarenta y tantos por cientos a
favor de la Unidad Popular, lo que era mucho cuando se partió de un
treinta y tanto por ciento, pero nunca se llegó a tener una mayoría
clara desde el punto de vista de las encuestas, etc.
Y no hubo un Chávez, eso pienso yo,
podrán los compañeros chilenos opinar distinto, que se arriesgara a
cambiar la correlación de fuerza haciendo un trabajo casa por casa,
porque yo me pregunto ¿qué hubiera pasado si se hubiese hecho lo que en
Venezuela se hizo cuando la oposición planteó el referéndum a Chávez? En
ese momento Chávez tenía un nivel de simpatía popular de menos del 30
por ciento. En ese momento él perdía, pero fue al referéndum decidido a
ganar esta batalla, y preparó las condiciones para ganarla.
Ahí surge una idea, que no se ha
conocido, además de las misiones que fueron muy importantes; la idea de
con qué instrumento político hago yo esto. Lo que existía en ese momento
era el movimiento de Quinta República, que, como él decía, había
reunido a mucha gente oportunista, no era el partido revolucionario que
se necesitaba. Entonces él decide relacionarse con los simpatizantes que
no estaban en el Partido, ¿y cómo relacionarse y hacer trabajar a sus
simpatizantes? Ahí plantea la idea de las patrullas; diez personas que
simpatizan con Chávez se unen y cada una de esas diez personas trabaja
otras diez. Yo creo fue una idea brillante, y creo es una idea que
deberíamos imitar.
§ Arleen: Es decir, esa idea no es de los asesores de Chávez, es original de Chávez…
Marta: Bueno, a lo mejor le dijimos
algo. Mike tenía la idea de la mano con sus cinco dedos… No importa
quien tenga la idea, lo que importa es que él la puso en práctica. A lo
mejor la idea se la dio algún asesor, pero lo importante es que él
entendió que el instrumento político que tenía no servía, que tenía que
llegar más allá de los militantes, que tenía que llegar a los
simpatizantes.
Como yo soy reportera de base hice
muchas veces entrevistas a gente muy sencilla que eran parte de esas
patrullas. Tengo la anécdota de una compañera que estaba aprendiendo a
leer, y le digo: “¿Cómo haces tú la campaña, cómo haces el trabajo de
patrullera? “Bueno, yo voy a mis clases de alfabetización, luego llego a
mi casa y hago la comida para mi familia y luego me voy a visitar las
casa de mi barrio”. Le pregunto: ¿Y con qué vas, llevas un panfleto, un
afiche?: “No, yo les cuento lo que está pasando con mi vida, que estoy
aprendiendo a leer y ahora tengo salud y los médicos cubanos me están
atendiendo gratis.” Esa era su propaganda.
A veces se nos olvida, que podemos hacer
muchas cosas con ese trabajo de hormiga. Yo digo que hay que recordar
los tiempos pasados de los años 20, de los 30, cuando no había imprentas
grandes y la gente trabajaba con medios muy pobres. Ahora para hacer
algo estamos esperando que nos llegue el panfleto, que nos llegue el
autobús para movilizarnos. Eso pasa en Venezuela. en las movilizaciones
muchas veces el Estado tiene que poner los vehículos.
Bueno fue tan efectivo este nuevo
elemento de las patrullas, no era solo eso por supuesto; había a nivel
de la zona electoral el Grupo de Batalla electoral y había un Comando y
Chávez, como era militar, delineaba en un mapa que calles que había que
visitar y qué patrulla debía hacer ese trabajo, pero por supuesto eso no
se cumplió porque la gente iba a las casas más cercanas a su casa.
Fue una iniciativa tan importante y tan
exitosa que Chávez trato de transformar las patrullas que cumplían un
fin político en patrullas de acción social, pero en esto cometía un
error porque el trabajar en lo que se llama participación popular
comunitaria es un trabajo que no es político, o sea, no es político en
el sentido partidista, no debe ser político.
Tú tienes que hacer una buena comunidad,
un buen municipio para todos los que quieran un municipio solidario,
humanista, etcétera. Tú no puedes marginar a quien no apoye a tu
partido. Entonces es confundir un instrumento para ganar un proyecto
político con uno para ganar un proyecto social. Ahí surgió la idea de
los consejos comunales probablemente, pero ya eso es participación
popular,
§ Arleen: Los consejos comunales que han
venido a ser a la larga lo que más se ha sostenido con fuerza y con
autenticidad,¿no? La verdadera fuerza…
Marta: Y yo te diría que ese es el gran
aporte de Chávez, porque quiso hacer un socialismo construido por la
gente, participativo, de protagonismo popular. No basta con que tú
tengas la idea, tú tienes que crear las condiciones y entre las
condiciones está justamente el tema de qué espacios son los mejores para
participar, porque como decía Aristóbulo Istúriz las grandes asambleas
no son igual a democracia. No es la gran asamblea en que tú preguntas y
hay miles de personas que levantan la mano y se piensa que eso es la
mayor democracia. El decía: “Democracia no es asambleísmo, es gente
igualmente informada”.
Él hizo muchas asambleas, y después
descubrió que era mucho mejor trabajar en grupos pequeños: en los
comités de agua, en los comités de viviendas, de salud, etcétera.
Ahí surgió, y ahora estoy pensando
contigo en voz alta, porque no me había puesto a pensar en eso, el
consejo comunal como una idea de participación popular y Chávez fue el
que basado en algunas experiencias, nosotros habíamos estudiado una
experiencia en Sucre donde un grupo había hecho una experiencia de
gobierno comunitario y esa experiencia se le pasó a Chávez junto a
algunas otras reflexiones que habíamos tenido en un Encuentro de
Solidaridad, y teníamos la experiencia de los comités de salud cuando
vienen los médicos cubanos; los comités de tierras urbanas que fue una
iniciativa de María Cristina Iglesias: legalizar las tierras urbanas que
habían sido tomadas por las gentes que venía del campo a la ciudad y se
instalaba en los Cerros sin ningún papel que avalara su terreno.
Todas estas experiencias reúnen a una
cierta cantidad limitada de familias y ese fue el espacio que Chávez
ideó para la verdadera participación de la gente.200 y 400 familias en
las zonas urbanas densamente pobladas, y entre 50 y 100 familias en las
zonas urbanas, y en las zonas más alejadas hasta diez familias, eso
dependía de cada realidad.
Lo interesante es que él planteó darle a
esa organización comunitaria una cantidad de dinero para hacer una
pequeña obra, y ahí hubo una gran discusión en planificación porque los
tecnócratas decían que estábamos diluyendo el presupuesto nacional, que
cómo le vas a dar dinero a una comunidad que no sabe nada de
planificación. Finalmente triunfó la idea de Chávez.
El dijo: “Organícense y hagan un plan”,
eso significaba articular todo lo que había organizado en la comunidad.
Era muy importante ponerlos a trabajar en algo, el dinero no era la
dádiva que llega, el regalo. Era contra una propuesta de trabajo, un
proyecto concreto que había que hacer. Después se estuvo viendo que lo
ideal era tener una conexión entre el plan nacional y estos los
plancitos.
§ Arleen: Lo que ustedes terminan
descubriendo mientras Chávez va transformando todo eso es que no se
puede hacer socialismo del Siglo XXI ajustándose al esquema de la
democracia burguesa porque te entierras…
Marta: No, claro, porque la democracia
burguesa es que si tú eliges a alguien democráticamente, libremente,
supongamos; porque siempre están los medios de comunicación que
interfieren allí, el que es conocido por los medios tiene una ventaja
enorme, bueno eso ha pasado acá cuando uno quiere ser lo más democrático
que hay con el sistema de las biografías, pero bueno, Arleen Rodríguez,
por favor, por mucho que pongan quien eres en un papel todo el mundo te
conoce. Entonces ¿cómo hacer cuando en Venezuela se rechaza la
democracia representativa?
Ese era uno de los desafíos, pero bueno,
la idea, creo era de Maneiro, la idea era de que a esa democracia
representativa era obsoleta, que había que replantearse la idea de
democracia trasformando a la democracia misma. Como a los venezolanos no
les gusta la palabra “representante”, idearon la palabra vocero o
vocera, porque estas comunidades organizadas tenían que hacer llegar su
voz más arriba. Se le puso el término de vocero o vocera a la persona
que representa el consejo comunal en instancias superiores.
Al comienzo eso era el municipio, pero
después se vio la necesidad de pensar en una instancia intermedia: la
comuna que es la articulación de varios consejos comunales en un
determinado territorio con un proyecto económico que permita una cierta
subsistencia, eso no siempre se cumple.
§ Arleen: ¿Eso ha llegado a cristalizar allí?
Marta: Espera, primero quiero decirte
que este vocero/a o delegado/a realmente es un representante. ¿Cuál es
la diferencia?, que el o la vocera debe responder a la comunidad, y es
mandatado por ella y si no responde a los intereses de su comunidad es
revocado, eso es fundamental.
Entonces yo siempre insisto a los
compañeros que nosotros no podemos pensar en hacer democracia directa
solamente, que eso sólo se da en los pequeños espacios y que siempre
tenemos que pensar en un sistema de representación, y que la critica que
tenemos al sistema de representación burgués es que es poco
representativo, o sea, nosotros queremos que sea más representativo y
que sea realmente democrático.
§ Arleen: Pero no cero representativo…
Marta: No cero, claro, tiene que haber
un sistema, y nosotros hemos hecho unos estudios sobre el sistema de
delegación yugoslavo. Y en Cuba hay de alguna manera un esfuerzo por
hacer eso con el Poder Popular que debería ser más dinámico, pero bueno,
la idea es la de una persona en la que se delega un mandato y que si no
responde puede ser revocado.
§ Arleen: Ahora Marta, yo quiero retomar
una pregunta que te hacía hace mucho rato ya. Durante mucho tiempo,
Chávez hablaba constantemente de Allende, como hablaba de Evita Perón y
hablaba de Perón también y hablaba de una serie de líderes anteriores
¿Cuánto de esa gente hay en el modo de hacer y de gobernar de Chávez y
en su ideario?
Marta: Yo no sé.
§ Arleen: Pero estuviste cerca de Allende y cerca de él.
Marta: Bueno sí, yo lo único que sé es
que Chávez decía: “Mi vía es la vía pacífica pero a la diferencia de
Allende en que era una vía pacífica desarmada, la mía es una vía
pacífica armada”, y decía esto no porque el pueblo estuviese armado en
milicias, sino porque él contaba con el apoyo militar.
Esta idea, que te decía se desarrolla en el libro de Ramonet donde Chávez explica la idea de la unión cívico‑militar de la que te hablé anteriormente.
Esta idea, que te decía se desarrolla en el libro de Ramonet donde Chávez explica la idea de la unión cívico‑militar de la que te hablé anteriormente.
§ Arleen: Y que viene de la experiencia de febrero del 92, desde ahí viene…
Marta: Creo que viene de una concepción
anterior, porque en las discusiones que se tenía con las guerrilleros
que se desarmaban en ese momento, había esta idea de la pata armada, la
pierna armada, pero Chávez planteaba como alternativa la unidad
cívico‑militar, o sea, la idea de que el soldado es parte del pueblo,
solo que esta armado.
Es interesante cómo surge ese movimiento
en las Fuerzas Armadas de Chávez. Algunos de ellos …, porque yo
entrevisté a varios militares, tengo un librito sobre los militares
venezolanos, algunos de ellos decían que iban a la frontera a buscar
guerrilleros y se encontraban con gente muy pobre y compartían la ración
militar con ellos.
Esa radicalización que se produce cuando
se contacta la pobreza, que ya no se conoce solo por libros… Esa es una
experiencia que yo viví en Chile, porque el cristianismo me llevaba a
ayudar a los pobres, entonces estuve en poblaciones callampas
(poblaciones pobres, marginales), yo estuve en los hospitales también, y
veía a la gente pobre y eso me radicalizo a mí que yo venía de una
familia burguesa. Nuestra familia fue ascendiendo en nivel económico,
comencé andábamos en bicicleta —yo entonces tenia doces años— hasta que
terminamos con un carro mi mamá y un carro mi papá, o sea, una familia
que progresó con el trabajo, pero progresó.
Por eso es que yo considero tan
importante el trabajo político de los estudiantes con los sectores
populares, porque eso radicaliza Y por eso pensé siempre cuando estaba
en Cuba que lindo sería que se mandase a trabajar a los estudiantes a
poblaciones pobres en otros países, para que vivan eso y esas son cosas
que marcan, y yo te decía que yo quise estar en una fábrica trabajando
por eso, para que eso me marcara y no llegara a ser una burguesa más.
Pero bueno nos estamos alejando un poco del tema
§ Arleen: No, no, no, yo estaba tratando
de entender porque muchas veces sorprendía, no a mi sola, he oído
opiniones diversas, pero en aquellos largos Aló Presidente que en que
Chávez citaba lo mismo a Frank Fanón, que a Mariátegui, que a Neruda,
que a Marx, que a Nitche…
Marta: Lo que pasa es que él era un
lector increíble, asimilaba miles de cosas pero él armaba su propio
muñeco digamos, no adhería a un pensamiento sino que de cada cosa que
leía sacaba sus propias conclusiones para integrarlas a su proyecto. Yo
creo que era un hombre con una capacidad intelectual y memoria
increíbles. Y una de las frustraciones del grupo de asesores era que le
mandábamos papelitos y nunca sabíamos cuándo y cómo él integraba
nuestras ideas. Uno gozaba cuando oía que en el Aló Presidente hablaba
de algunas de las ideas que le habíamos mandado, pero nunca fue algo que
lográramos en una discusión con él.
§ Arleen: Es decir este no es un líder
que recibe ideas de grupos asesores y las repite tal cual las escucha,
es un hombre que las procesa y las devuelve creativamente…
Marta: Y enriquecidas por supuesto.
§ Arleen: Tu lo dice en tu libro que hay un antes y un después de Chávez y para él el socialismo era creación dolorosa …
Marta: Con la idea de Mariátegui de la
“creación heroica”, o sea, en el sentido que es creación, buscar
respuesta en nuestras realidades. Bueno, el propio Fidel dice: “No hay
un esquema ni manual del socialismo, tenemos que construirlo”, entonces
ahí está Simón Rodríguez que te habla de inventar para no errar,
nosotros tenemos que inventar.
§ Arleen: Bueno, esta Martí que dijo:
“Si sale vino del plátano y si sale amargo es nuestro vino”. Martí en
cierta medida hablaba de que en esos tiempos está naciendo el hombre
nuevo a América, que ya no es el que copia de Europa y que coge el
pensamiento inglés o las maneras francesas…
Marta: Bueno, y en esa creación de
pensamiento es que estamos nosotros tratando de implementar este
programa nuevo sobre el socialismo del siglo XXI en MEPLA, para que sea
un espacio de reflexión en que se encuentren intelectuales de otras
partes del mundo con intelectuales cubanos.
§ Arleen: ¿Cómo lo tienes concebido, cada qué tiempo, crearán un espacio, un lugar, dónde…?
Marta: La idea es iniciar este año
probablemente con dos actividades, una en julio con el Aniversario de
Chávez y otra con el Aniversario 25 de MEPLA. Ahí hacer estos encuentros
también en provincia. Eso es muy importante. Y con la idea de que no
sea gente que venga a exponer ponencias, que venga a leer papeles,
porque muchas veces en estos encuentros de intelectuales tú tienes gente
sentada en una mesa y cada quien lee su papel y no hay realmente
creación de pensamiento nuevo, simplemente cada uno de los ponentes
comunica unas ideas y no se intercambian ni se enriquecen las ideas.
Para evitar esto concebimos hacerlo mediante cuestionarios, un
cuestionario que se puede preparar con asesoría de distintas personas,
de distintos grupos de jóvenes también. Determinar antes de que nuestros
invitados vengan qué cosas son las que queremos que respondan, y en
base a ese cuestionario que se repartiría previamente a los invitados,
se haría la dinámica de la reunión grabando para que el audio de esa
discusión esté disponible para todo el que lo quiera dentro y fuera del
país. Y decimos audio porque lo ideal sería un documental pero eso es
mucho más complicado, mucho más costoso y queremos facilitar las cosas.
No vamos a editar, simplemente eso fue lo que se grabó.
§ Arleen: Claro, pero decía esto va a tener una secuencia…
Marta: Después, en la medida que vayamos
logrando realizarlo, por ahora estamos conformando el grupo de gente
que debe trabajar con nosotros. O sea, lo que hagamos dependerá de la
dinámica que tengamos, y por eso yo ayer a la gente que nos acompañó le
decía: “Apóyennos porque esta es una iniciativa que tenemos que
construir entre todos.”
§ Arleen: Claro, para que esté atenta toda nuestra audiencia, como se llama el Programa?
Marta: El nuevo programa de MEPLA se llama: “Socialismo del Siglo XXI”.
§ Arleen: Inspirado en Chávez y la idea
de ustedes es crear un espacio que lleve el nombre de Chávez, podría ser
en una Universidad…
Marta: Bueno, el ICAP quedó en
conseguirnos un espacio y pensábamos hacerlo en el Memorial Salvador
Allende. No sé si podremos hacerlo allí o en otro lugar.
§ Arleen: Bueno Marta ya estamos en los
finales y nos queda tanto por hablar, fíjate que saltamos de ti.
Hablaste de Piñeiro que fue tu compañero y es uno de esos héroes que uno
siempre lamenta que ya no esté, me encantaría haberlo tenido en este
programa también. Un hombre que es un mito también dentro de la lucha
armada dentro de América Latina y todo lo que significó; y hablamos del
trabajo al que te estás dedicando hoy en el Centro de Investigaciones
“Memoria Popular Latinoamericana”, pero Chávez, digamos, nos vuelve a
robar todo el interés y el pensamiento. Tenemos que hablar un día,
quizás, de qué falló en Chávez porque la revolución de Chávez cuán
segura puede estar; de lo que está pasando hoy en América Latina, en
fin, que me debes un montón de análisis, pero quiero dejarte estos
últimos cinco minutos para algo de lo que te parezca indispensable
hablar en nuestra conversación de esta noche.
Marta: Te decía que yo había sido
invitada por ser crítica: yo creo que la crítica dentro de la revolución
es muy importante y especialmente en nuestra realidad latinoamericana
con estos tránsitos pacíficos tan complicados, con estos instrumento
políticos muchas veces no adecuados a las necesidades.
Nuestros gobernantes deben saber que es
importante recibir la crítica popular. Nosotros fuimos educados, yo por
lo menos, en que había que lavar la ropa sucia en casa.
Pero tú sabes que Fidel en el libro de
Ramonet, no sé si tu lo leíste con atención, habla de la crítica
pública, y de que no basta de hacerla en lugares cerrados, sino que hay
que hacerla en escuelas y en lugares abiertos y que eso puede ser un
golpe a la revolución, que eso puede ayudar al enemigo a atacarnos,
pero… que más ayuda a la revolución.
Yo creo que eso es una realidad, la
crítica puede ser un alerta a tiempo para enmendar, pero tiene que ser
una crítica pública constructiva. Tenemos que plantear soluciones porque
es muy fácil decir que todo está mal. ¿Qué es lo que tú propones para
resolverlo?
Yo recuerdo que una vez los trabajadores
venezolanos se habían tomado el Ministerio del Trabajo y Chávez pasó
por ahí, y quizá se podía pensar que el presidente iba a decirles: “Oye
—como algunos otros lo han hecho—, no me hagan olas por favor, no vayan a
esa huelga, ustedes están en un gobierno progresista”. Pero él les
dijo: “Compañeros, los felicito, ese ministerio tiene muchas taras
burocráticas y ustedes me están ayudando a corregirlas”. Eso es una cosa
importante.
Después, en los últimos tiempos, planteó
que quién ponía el micrófono para recoger la crítica del pueblo eran
los canales opositores, y no el canal del Estado y dijo que éste debía
poner el micrófono para permitir que el pueblo sea el interlocutor
nuestro y nos critique. Yo creo que eso es una cosa importante para
estos procesos.
Yo siempre he pensado que es tan
terrible la desaparición de Chávez, porque era un hombre con tanta
energía, con tantos proyectos, que debe ser terrible el sentir que se le
acababa el tiempo…
§ Arleen: Uno siempre tendrá la duda viva de que su muerte pudo haber sido inducida…
Marta: Eso….pudo ser, pudo ser.
§ Arleen: Bueno, si alguien quería el
imperio sacarse de adelante, era un hombre tan creativo, tan original y
con tantas potencialidades para América Latina, y miren lo que ha
pasado, después que él no está se ha debilitado tanto el movimiento de
integración latinoamericana.
§ Nos debemos otra charla, quizás que tú
nos traigas acá algunas de esas voces. Te invito para que el programa
pueda reproducir algunas de esas anécdotas que vas colectando y que van
demostrando la supervivencia, la otra vida de Chávez, como él diría.
Gracias por venir.
Marta: Gracias Arleen por esta posibilidad de conversar tan largo, nos es fácil encontrar la posibilidad de esto.
§ Arleen: Este programa está para eso,
para la memoria, y mira cuanto puede hallar de ayuda la memoria popular
latinoamericana. Marta Harnecker esta noche, chilena, cubana,
latinoamericana podríamos decir, y sobre todo una mujer que va guardando
la memoria popular latinoamericana con toda la falta que nos está
haciendo
[1]. Párrafo 254.
Transcripción: Carmen Arencibia /Edición Inés Harnecker
(*) Nota del Editor CT:
La entrevista original fue realizada por Arleen Rodríguez D. en el
programa de radio “A la luz del recuerdo”, el 3 de abril de 2016. La
versión que publicamos acá está editada y corregida por la propia Marta
Harnecker que nos la envió el 1 de septiembre de 2018.
Es muy intersante e importante conocer los diversos procesos, pero en particular el de Chavez y el Socialismo del Siglo XXI.
Me recuerda lo que dice hasta el cansancio Álvaro García Linera, que primero hay que ganar la batalla cultural.
Marta empezó eso en Chile, en particular con los Cuadernos de Educación Popular, editados por Quimantú. que los pueden bajar en PDF desde aquí: http://archivo.juventudes.org/marta-harnecker/cuadernos-de-educaci%C3%B3n-popular
en este otro enlace tiene las obras de Marta Harnecker:
Rebelión amplía la recopilación de las obras completas de Marta Harnecker (actualizado hasta 2015)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87882
publicado en: http://cctt.cl/2018/09/29/una-vida-de-luchas-entrevista-a-la-escritora-y-educadora-latinoamericana-marta-harnecker/#comment-853