El pensamiento revolucionario de Luis Emilio Recabarren
El pensamiento revolucionario de Luis Emilio Recabarren
Por Sebastián Ramos
Resumen:
En esta reflexión, se pretende dar a
conocer el desarrollo e innovación del pensamiento político del padre
del movimiento obrero en Chile, Luis Emilio Recabarren, desde sus
concepciones ingenuas iniciales hasta la madurez revolucionaria, la cual
ha encontrado poca difusión dentro de los círculos militantes de la
izquierda chilena, manteniendo un velo sobre las posiciones más
radicales del autor en cuestión, promoviendo una visión sesgada de sus
ideas.
“En vida de los grandes
revolucionarios, las clases opresoras les someten a constantes
persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el
odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de mentiras y
calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en iconos
inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear sus nombres de una
cierta aureola de gloria para “consolar” y engañar a las clases
oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria,
mellando su filo revolucionario, envileciéndola. En semejante “arreglo”
[…] se dan la mano actualmente la burguesía y los oportunistas dentro
del movimiento obrero”.
-Lenin. El Estado y la Revolución.
Luis Emilio Recabarren (Valparaíso,
6 de julio de 1876 – Santiago, 19 de diciembre de 1924). Fue un obrero
tipógrafo, líder de los trabajadores y organizador del Movimiento
Obrero Chileno, además de ser electo diputado en dos periodos. Fundador
del Partido Obrero Socialista de Chile (POS) en 1912, posteriormente
Partido Comunista de Chile (PCCh) a partir del año 1922. Secretario
General durante un año del Partido Comunista de Argentina (PCA).
Fundador y director de los periódicos obreros El Despertar de los
Trabajadores y El Justicialista.
“El objeto que nos lleva al Parlamento, a
la Cámara de Diputados o al Senado, es única y exclusivamente
conquistar una posición más para nuestra propaganda revolucionaria,
antiparlamentaria, anticapitalista, y de ataque directo al estado
burgués y a sus instituciones decrépitas. Un representante comunista no
va al Congreso a hacer política, a cooperar con los burgueses, a pedir
empleos, a mendigar sueldos, o a intrigas entre pasillos.
[…] El representante comunista en la
Cámara, sigue siendo antiparlamentario, sigue combatiendo el
parlamentarismo; y sus ideas en el Congreso, no difieren de las que
expresara en vísperas de elecciones, y en su vida privada, ante sus
electores. Los que confunden, al Diputado comunista con el Diputado
burgués, no saben lo que dicen.”[10]
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